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—La policía nacional ha estado investigando quién o quiénes son los responsables de las perdidas de estas personas, que no solo han sido 49 niños, sino que también 25 adultos y entre ellos 13 jóvenes. Hasta ahora lo único que saben los oficiales es que todas las personas que han desaparecido tienen o tuvieron buena salud. Lo que podría confirmar que las sospechas de que hayan desaparecido por tráfico de órganos son ciertas. El presidente ha establecido toque de queda hasta que la situación se resuelva, les estaremos informando más sobre este crimen, por ahora, no salgan de sus casas.— Hanna apaga la radio por la sorpresa que acaba de escuchar.

Por primera vez, tiene miedo de salir de su casa.

—Shanny ¿Has escuchado lo mismo que yo? ¡Estamos en peligro!

Shanelle cierra de golpe el libro que estaba leyendo y mira a Hanna con esa profundidad de sus ojos negros como la noche, que le hacen entender a la amiga que no está de buen humor.

—No estamos en peligro Hanny, cálmate ¿Sí?—dice al final abrumada por lo horrible que le ha parecido el libro y se ata su cabellera negra y larga en una cola de cabello.

Hanna ríe de lo nerviosa que está.

—¿Cómo me voy a calmar con este suceso? Dime. ¡Fueron setenta y cuatro personas desaparecidas en una semana!

—No jodas Hanna—suelta Shanelle cansada—¿De verdad te vas a preocupar por eso? De seguro debían algo o yo qué se...

—Si claro, claro, setenta y cuatro personas debían algo, menos mal y solo debían...

Shanelle suspira.

—Mira Hanna, si debían o no, eso no es nuestro problema.

—Pero dime tú ¿Cómo uno sale a la calle ahora? Dímelo. Ahora uno pasará inseguro por las calles con miedo a que nos roben.

—Pues no es que justo te vayan a robar a tí...—dice Shanelle tratando de que su amiga no se preocupe por eso.

Pero Hanna suele ser terca.

—Pues por algo pusieron el toque de queda ¿No? ¿Te imaginas? Tráfico de órganos. Tiemblo del miedo.—dice Hanna desesperada—¿Cómo haremos para ir a la universidad?

—¿Quieres calmarte?—Shanelle la sostiene por los hombros hipnotizandola con su mirada oscura y misteriosa—Escucha Hanna... Nada de esto nos incumbe, nada de esto TE incumbe—dice haciendo énfasis en esa palabra para dejárselo más claro—asi que tranquilízate e ignóralo, sí es peligroso, pero los oficiales se encargarán, no tú ¿Okey?

Hanna la observa, quizás buscando algo de temor en sus ojos negros, pero no encuentra nada, por más que ella busque y busque, nada encontrará. Siempre ha sentido que su amiga muestra menos de lo que debería demostrar, pero como siempre lo deja pasar por alto.

—Okey.—responde al final más tranquila.

Shanelle sonríe por un segundo y luego suspira.

—Listo pues, sigamos con el entrenamiento, ¿Vamos?—pregunta la chica de mirada oscura con una sonrisa.

—Vamos.

Se dirigen al salón de entrenamiento físico.

—¿Sabés? A veces sigo sin entender por qué no haces ejercicio conmigo—suelta Hanna mientras sostiene una pesa.

Shanelle sonríe, pero esta vez, con ganas.

—No es lo mío¿Sabes? Prefiero ser la entrenadora.

—No tiene sentido que entrenes si tú ni lo intentas.

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2024 ⏰

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