Conviviendo

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LUIS

Llevo trabajando aquí como una semana y mi jefe al parecer que no tiene más nada que hacer que ponerme cuatro kilos de hojas en mi mesa para que los termine en un día.
Acá me pregunto: ¿El tipo no tiene hobbies? ¿No puede salir a ver un película? ¿No tiene novia para que se entretenga? Porque lo único que parece hacerlo feliz es ponerme una hoja tras otra en la mesa.

Un poquito exageradito.

Pero no soy solo yo; las personas que conocí dicen que el jefe es un tumor en el cráneo.

¡Exacto, conocí gente nueva! Cómo Sophie, que suele usar mucho sus redes sociales y no pierde momento para hacerlo (no para de tomarse fotos).

Tambien está Angel, que viene de Venezuela. Me cayó muy bien (y no se toma fotos cada dos segundos).

Y luego está ella.

Yasmín.

Sí, porque, sorprendentemente, trabaja conmigo. Yo creí que trabajaba de modelo.

Estaba dándole pautas a Selwyn sobre cómo tener más ventas cuando ella irrumpe en la sala con su buen humor de siempre.

-¡Hola Selwyn, hola Luis!- saluda alegremente.

-Hola- respondimos Selwyn y yo al unísono.

-Oye Luis...- Yasmín empieza a juguetear con las puntas de su cabello con nerviosismo-. ¿Te gustaría venir a comer conmigo? Sólo si quieres, claro...

-¡Claro!- no lo pensé dos veces, emocionado-. Búscame en mi oficina a la hora del almuerzo y vamos juntos a comer, ¿te parece?

-¡Genia..!- empieza, pero Selwyn la interrumpe.

-¿Y yo qué?, ¿estoy de adorno que no me invitan?

Yasmín lo fulmina con la mirada, visiblemente molesta, cómo si hubiese arruinado algún plan que creó.

-Bueno...- murmuró Selwyn-. No me mires así...,sólo digo.

-Bueno, ¿quieres venir?- pregunto, tratando de ser amable.

Bueen chico.

-No.

-¡¿Entonces por qué te quejabas?!- exclamó Yasmín, molesta. Inmediatamente después de darse cuenta del tremendo grito que dió, se sonroja hasta la coronilla y suelta una pequeña sonrisa avergonzada.

-Por nada, solo quería que me inviten. Cómo no me invitaron...

-Bueno, yo ya debo seguir trabajando...- murmuro en un intento de escapar de ese ambiente-. Selwyn, no olvides las pautas que te dije. ¡Adiós!

-¡Adiós!- se despiden los dos al mismo tiempo.

Caminaba directo a mi oficina para culminar mi papeleo, no quería que me gritaran por terminar tarde.

-Luis, ¿por qué no estás en tu oficina?

Di un respingo al escuchar la voz de Miguel detrás de mí. Últimamente estoy cagado de miedo por todo lo que me dicen mis compañeros sobre el jefe.

-Eh..., yo...- titubeé, nervioso-. Bueno, verá...

¿Verá qué? En verdad parezco retrasado sin decir nada.

-Luis, ¿por qué no estás en tu oficina?- repite con más firmeza, cómo si yo fuera tan imbécil como para no haber entendido la pregunta la primera vez que la dijo.

Suspiro en un intento de que se vayan todos los nervios.

Dios, iluminame o eliminame.

-Yo...- murmuro otra vez. ¿Soy monosílabo o qué? Ya parezco un pokemón sin saber decir nada más que eso.

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⏰ Última actualización: Aug 01 ⏰

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Desde El Último Piso (Papulince X Panafresco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora