🤍. 𝗗𝗼𝘀

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La mañana estaba fresca, con el cielo pintado de gris debido a las densas nubes que lo cubrían

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La mañana estaba fresca, con el cielo pintado de gris debido a las densas nubes que lo cubrían.

El azabache se había despertado luego de una noche tranquila, se levantó para tomar sus cosas e ir al río a ducharse. No pudo evitar bostezar de camino a este, a veces se preguntaba porqué debía de levantarse tan temprano, pero luego recordaba su trabajo y todo el pesimismo desaparecía.

Al llegar siguió con su rutina de aseo y sin importarle al agua fría se adentró al río, duró unos cuantos minutos hasta que algo le llamó la atención al otro lado del río.

Dudó en acercarse pero terminó nadando a la otra orilla y aún sin salir del agua quiso averiguar que era aquello blanco que veía, pero no dudo en salir en cuanto se dió cuenta que era una persona.

Le importaba un rábano su desnudez y salió para verificar su estado y cuando comprobó que este aún seguía respirando, tentando al destino entró nuevamente al río con aquella persona en brazos para luego ir a la otra orilla en dónde rápidamente se visitó y cargó a aquel chico peliblanco entre sus brazos para llevarlo a su casa.

La cual no estaba muy lejos pues el beta vivía casi a las afueras del bosque.

Al llegar acostó al chico en su cama y nuevamente volvió a dudar pero le quitó las prendas mojadas y lo visitó con unas secas dejándolo descansar.

Se dispuso a hacer el desayuno para ambos, pues suponía que aquel chico no había ingerido alimento en sabrá Dios cuánto tiempo.

—¿Que haré ahora? Debo ir a trabajar pero no puedo dejar al chico aquí— se cuestionó.

Luego de unos minutos optó por ir a trabajar, deseando que aquel chico aún no despertara hasta su regreso.

Pero lamentablemente no fue así porque a horas del mediodía, aquel chico de cabello blanco abrió sus ojos sintiéndose aturdido y con un gran dolor en su pecho.

Miró a su alrededor y se dió cuenta de que estaba en una cabaña y no a la orilla del río, pensó en huir, tal vez sus atacantes lo habían capturado, pero el dolor no le permitía ni moverse, además, ¿Qué más daba ahora? Su humano ya no estaba, no lo podía sentir, Taesung se había llevado las consecuencias del lazo roto impidiendo así que ambos murieran.

Se volvió a acurrucar en aquella cama la cual no poseía ningún rastro de olor sobre ella y eso... Lo calmaba tanto.

 Lo calmaba tanto

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⏰ Última actualización: 4 hours ago ⏰

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❛ 🤍 𝗜𝗻𝗻𝗲𝗿 𝗪𝗼𝗹𝗳 ➶ ᵏᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora