YOU'RE FAULT.

Prólogo.

‡Mckenna Grace Burger es Sonja Smirnova Hernández‡

•~Hubiera sido capaz de dar mi vida por tí y tú solo… me destruiste~•

Narrador Omnisciente.

07 de julio del 2007.

Miami, Florida.

Key Biscayne.

Los cuatro niños brincaban en la cama mientras su madre intentaba sin éxito hacer que se fueran a dormir, pero por más órdenes que daba los pequeños no parecían querer hacer caso.

¿En qué momento se le había ocurrido a Anushka y a ella tener cinco hijos?

Claro, desde el momento en el que Anika nació, lamentablemente habían creído que el resto de sus hijos saldrían exactamente igual que la niña de ojos claros, motivo por el que no se sorprendió al ver a su hija mayor sentada en una esquina de su cama al parecer (al igual que ella) cuestionando la existencia de los otros integrantes de la familia.

Si era sincera las ideas que se le venían para conseguir que los niños se fueran a dormir no eran ni legales, ni normales para esa época, mucho menos sería algo que ella pudiera hacer sin sentir remordimiento en un futuro, así que desecho la idea de amarrar a cada uno de los niños con una soga para luego meterlos finalmente a la cama.

En esos momentos deseaba con toda su alma que su esposa entrará por esa puerta y pudiera ponerles orden a los cuatro diablillos que estaban desobedeciendo a todo lo que ella decía. En el momento en el que escuchó ruido por las escaleras sonrió de lado, al parecer el simple hecho de haber pensado en su esposa había sido más que suficiente para que ella llegará de la empresa familiar.

La puerta se abrió y de inmediato vió la mirada verde enfocarse en los niños que saltaban en sus camas sin control algunos mientras se gritaban cosas de un rincón a otro, el entrecejo de la mujer se frunció consiguiendo que Verónica se mordiera levemente el labio al verla, ya podía imaginarse lo que pasaba por la mente tan ordenada que tenía la mujer con la que había decidido casarse.

—Sidya —exclamó en ruso consiguiendo que sus hijos se quedarán quietos en su lugar como si de algún código de conducta bien arraigado se tratara—. ¿Qué hacen despiertos tan tarde? —murmuró Anushka con tono serio consiguiendo que sus hijos se sentarán en sus camas casi de inmediato.

—¡Estábamos jugando! —exclamó aún emocionado Millán sin poder controlar el tono de su voz mientras su madre alzaba una ceja.

—¿Jugando a las diez de la noche? —preguntó incrédula mientras alzaba una ceja y el niño asintió de inmediato ignorando por completo la mirada reprobatoria de Anushka sobre ellos—. Bien, el tiempo de juegos se acabó —murmuró inconforme con su respuesta.

—¡No es justo! —exclamo Agatha cruzándose de brazos y Anushka soltó un suspiro mientras colocaba una silla del dormitorio en medio de las cinco camas.

—Un ratito más… —suplicó Sonja viéndola con sus ojos azules brillando levemente mientras hacia un puchero.

—¿Saben que tampoco es justo? —preguntó y sin esperar respuesta de parte de los niños continuo—. Qué siendo tan tarde no quieran ir a dormir y vuelvan más largo el día de su madre —hablo con seriedad y de inmediato los cuatro niños dirigieron una mirada a su otra madre que permanecía en parada a un lado de Anushka, Verónica parecía realmente agotada y al instante los niños se sintieron culpables.

—Lo sentimos, mamá —murmuraron los cuatro niños con rostro arrepentido.

—Bien, ahora a la cama —Anushka se puso de pie y fue acercándose a cada uno (incluida Anika que ya estaba metida entre las sábanas) para darles su beso de buenas noches—. No quiero escuchar ni un solo ruido más o de lo contrario me veré obligada a ir a trabajar mañana —los niños comenzaron a murmurar entre ellos al parecer sacando conclusiones de forma apresurada.

—¡Entendido! —dijeron los cuatro al unisono mientras movían la cabeza de arriba hacia abajo de forma un tanto frenética.

—Bien, descansen diablillos —susurró con una sonrisa mientras caminaba hacia su esposa que la esperaba en el marco de la puerta después de haberle dado un beso en la frente a los cinco niños que ya estaban acomodados entre las sábanas.

—Buenas… —Veronica fue interrumpida casi de inmediato y a ese punto estaba empezando a sospechar que lo que tenían los niños en contra de ella ya era algo demasiado personal.

—¡Un beso! —exclamo Dasha con un leve puchero mientras las veía con sus ojos color miel fijos en ambas mujeres—. ¡Por favor…! —suplicó juntando ambas manitas y ambas adultas rieron.

—Bien, un beso antes de irnos —sonrió Verónica antes de acercarse a su esposa y dejar un beso tierno en los labios de Anushka que soltó un suspiro lleno de anhelo al instante de que sintió los labios de la latina sobre los suyos.

—¿Ahora está mejor? —todos los niños asintieron y mientras ellas salían de la habitación no se imaginaron que una de sus hijas las veía con anhelo, como deseando lo que ellas tenían.

Lamentablemente la pequeña no tenía ni la menor idea de lo que realmente implicaba tener algo como lo que sus madres tenían la dicha de disfrutar, mucho menos se imagino que para tener un amor como ese tendría que primero repetir todos o al menos la mayoría de los errores que sus madres habían cometido en su juventud.

En ocasiones es tan fácil desear algo sobre todo cuando no tienes ni la menor idea de lo que viene con aquellos pequeños momentos de felicidad que tanto anhelas.

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Para quienes leen mis fics y están viendo eso, lo siento, prometo compensarlos luego.

Y sí prometo compensarlos luego...