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Se sabía que Alicent Hightower no era una buena madre, pero sería una buena consejera y consorte. Se decía por los pasillos que ella no llenaba a sus hijos con amor y caricias, sino con palabras para que fueran más inteligentes en sus tomas de decisiones por el trono. Alicent creía que de esta manera tendrían un mejor futuro, tomando decisiones que en el pasado hubiera repudiado. Sin embargo, no vería esto con sus propios ojos, se cegaba; si ella no velaba por el futuro de sus hijos, ¿quién más lo haría? ¿El rey? Oh, claro que no. Ella sabía que él no amaba a sus hijos como amaba a Rhaenyra. Después de ver cómo le quitaron el ojo a Aemond y ver que el Rey no hizo nada, fue su punto de quiebre. No culpaba a Lucerys, pero fue desagradable ver lo que hicieron a Aemond.

Alicent

Después de saber que Aegon había sido quemado y su dragón permanecía muerto, mi único pensamiento era ir a buscarlo, ver cómo estaba. No era la mejor madre, pero no soy un monstruo.

Helaena sabía bien que iría a buscarlo; ella trataba de hacerme razonar, sabía que si iba no volvería.

Después de la charla con Rhaenyra, la cual fue un poco mala (poco es poco para tal charla), ¿pero qué podría hacer? Ella se desahogaba, tarde o temprano lo haría. Pero este no es el final. Era claro que si escapaba, ella movería cielo y tierra para traerme, o si salía avisando, seguramente no lo aceptaría ya que se sospecharía que fui una espía. No quedaría nada más que hacer que quedarme contra mi voluntad, algo irritante. Sabía que Aegon estaría con miedo por Aemond en el fondo.

《》《《》》《》《《》》

–Señora Alicent– Las puertas se abrieron, dejándome ver a un guardia. No había privacidad, nunca avisaban su entrada. –Su hija Helaena la busca, está esperándola afuera– Asentí y salí junto a él, mostrándome un lugar agradable.

Helaena estaba parada mientras los pequeños parecían ver las flores, mientras ella los miraba.

–Hija, ¿necesitas algo?

Dejó de darme la espalda para mirarme. –Madre, quisiera hablar contigo sobre algunos temas que son urgentes– Asentí.

–Está bien– Me paré a su lado mientras miraba a mis nietos.

Alejé mi mirada viendo el paisaje, encontrándome viendo la alcoba de Rhaenyra junto a una mujer, la cual ya creo conocer.

Esta agarró de la mano de Rhaenyra suavemente. Creo saber quién es, ya la había visto en algunas ocasiones en mi juventud.

–Madre, ¿me escuchas?– dijo, haciéndome alejar mi mirada. Noté que esta volteó a verme por un segundo, para luego sentir a mi nieto acercarse.

–Abuela– Volteé a ver al pequeño Jaehaerys, el cual sostenía una flor en mano. –Es para ti– Sonreí ante tal acto.

–Gracias, Jaehaerys– Solté un beso en su pequeño cachete. –¿Puedes irte con tu hermana? Tu madre y yo hablaremos de algo– Asintió y obediente fue con su hermana.

–Debemos ver qué hacer, no creo que sea buena idea que ellos permanezcan aquí en vista de que Rhaenyra mandó a sus hijos a otro lado.

–Lo sé, pero...

–Habla con Rhaenyra, madre. Nadie sabe si Aemond y Aegon vienen a buscarlos y pasa algo malo. Los conoces.

–Hablaré con ella.

No dije nada más, pasaron los minutos y decidí irme junto a los pequeños y Helaena. Las dejé en sus aposentos y me fui a los míos. Antes de eso, oí una voz familiar, Rhaenyra.

El guardia agarró mi brazo, tratando de llevarme, no antes de escuchar un ruido extraño.

–Suélteme– Forcejeé. –Suficiente tengo con aguantar su desagrado cada día– Jalé mi brazo, resultando en que este apretara mi brazo más fuerte, dejándome el brazo morado.

"Tu me perteneces" [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora