"En los momentos más inesperados y en los lugares más insólitos, el amor puede aparecer como un destello de magia, iluminando la rutina con su belleza y transformando lo ordinario en una historia inolvidable. Nunca subestimes el poder de lo inespera...
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Tokio, una mañana despejada:
Un chico de cabello negro caminaba con tranquilidad por la calle antes de detenerse en la esquina para cruzar.
"Qué paz se siente esta mañana", murmuró para sí mismo. "Mi vida es bastante normal y sin problemas. Me gradué de la universidad y trabajo en una empresa de construcción donde he crecido mucho. Tengo 37 años y estoy bien. Si hay algo que falta en mi vida, tal vez sería una novia, aunque nunca he tenido una y no me molesta del todo."
En ese momento, una voz lo sacó de sus pensamientos.
"¡Senpai! ¡Senpai, aquí estamos!" —exclamó un joven que venía acompañado de una chica.
"Tomura, disculpa la tardanza. ¿Qué ha pasado?" respondió el chico, llamado Satoru.
"Mucho gusto, soy Sawatari Miho. Te he visto por todos lados, pero es la primera vez que hablamos", dijo la chica tratando de captar la atención de Satoru.
"Soy Mikami Satoru. Y a ti te conozco, eres bastante famosa", respondió él, causando que Miho se sintiera avergonzada pero también intrigada.
"¿Famosa yo?", preguntó sorprendida.
"Tranquila, solo estoy bromeando", intervino Tomura. "Trátala bien, no vayas a ser tan duro con ella."
Perdón- pensó Satoru. ("¿Qué querrán consejos para la boda?")
Mientras Tomura invitaba a Satoru a comer su comida favorita, un grito repentino los interrumpió. Voltearon y vieron a un hombre con una sudadera negra y capucha corriendo hacia ellos con un cuchillo. Satoru empujó a Tomura al suelo para protegerlo, recibiendo él mismo el ataque y haciendo que el agresor huyera. Satoru cayó al suelo, herido y preguntándose por qué terminó así, activando una voz interna en su mente.
En otro lugar:
"Señorita Ling Ling, por favor, es hora de levantarse. Debe ir a clases", instó una sirvienta con delicadeza.
"Cinco minutos más, Elena", respondió Ling Ling, intentando volver a dormir.
"Nada de cinco minutos más. Levántese ya. Son casi las 10 y sus clases empiezan a las 10:30", insistió Elena.
"Ya voy, ya voy, mamá", contestó Ling, resignada.
Ling se levantó, fue al baño y se duchó. Al salir, encontró dos conjuntos de ropa sobre su cama.
"¿Cuál prefieres, señorita?"
"Hmm... Elijo el ' ' , parece más cómodo", decidió Ling Ling observando las opciones.
"Como desee, señorita. Por favor, siéntese y la ayudaré a vestirse."
Después de unos minutos, Ling Ling estuvo lista. Se dirigió hacia su escritorio para recoger sus libros antes de despedirse de Elena, su sirvienta de mayor confianza. Caminó por los pasillos del Reino hasta que una voz la hizo detenerse.
