Deseo concedido

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–tu eres Lady Whistledown – pronuncio aun si salir de su asombro

Penélope quedo paralizada ante semejante sorpresa, la había descubierto –Colin..– intentó dar una explicación pero nada cruzaba por su mente

–no lo niegues, te escucha hablando con el impresor– sus ojos se volvieron acuosos – y pensar que corrí tras de ti porque pensé que el cochero te estaba secuestrando– la miró con ira – pero no, resulta que tu sabias exactamente a donde ibas – las lágrimas de Penélope comenzaron a fluir –¿tu escribiste el número de hoy?– acusó

Ella negó rápidamente – yo no escribí el número de hoy– musito

–¡pero todos los demás sí! – Exclamo Colin, respiro para hacer la pregunta más fundamental –¿haz sido tu Lady Whistledown todo este tiempo?– Penélope presionó sus ojos para evitar mirarlo, sabia que no había escapatoria así que asintió

Colin no pudo retener más sus lágrimas –todas las mentiras, que me has dicho – suspiro – todas las cosas que has escrito sobre mí y mi familia, – señalo

–Colin por favor...–

El castaño la interrumpió – sabía que algo anda mal, pero como un tonto pensó que él indigno de tu amor era yo – cerró sus ojos y negó –, pero eras tú la culpable – se mordió la lengua para no decir más, pero quería lastimarla tanto como ella lo había hecho a el – jamás te lo perdonare– musito, y regreso por donde había llegado intento no pensar en que la había dejado sola en callejón oscuro y potencialmente peligroso, se sentía inestable quería gritar y golpear cosas, zarandear a Penélope buscando explicaciones, decidió no encaminarse a su casa, decidió dirigirse a su nuevo hogar aquel que días antes tan ansioso y esperanzada le había mostrado a ella, a Lady Whistledown, negó rápidamente, el castaño no podía creerlo, que ella su mejor amiga, Le había escondido un secreto de tal magnitud.

Al llegar a la casa enseguida busco el Bar, lo había visto abastecido, Anthony había usado la casa unos años atrás o algo así, la verdad es que él no se inmiscuía en los asuntos privados de sus hermanos.

Eligió wiski y comenzó a beber, se sentó en el piso desecho, quien demonios era Penélope Featherington, creía conocerla, pero no sabía quién era, su dulce y tímida vecina, o la mujer de lengua afilada que repartía chismes.

Recodo lo que semanas antes había escrito de él , "a Eloíse, casi la arruina la temporada pasada" recordó  –porque harías algo así Penélope no decías quererla, era su mejor amiga, al final Eloise salió airosa" se respondió "pero Marina no"

Siguió bebiendo, pero la embriaguez se estaba tardando en llegar, casi acababa con la botella y el enojo y el recuerdo de la persona a la cual estaba dirigido seguía lúcido.

–ojalá pudiera cancelar el compromiso, ojalá no me hubiera tomado tantas libertades– se golpeó la frente con ambas palmas de las manos – idiota Colin, si no fueras un caballero.

–ojalá no tuviera que casarme con Penélope Featherington– musito, y en la hermosa noche estrellada que no era consciente el pobre chico, una estrella fugaz paso sobre su cabeza llevándose consigo su deseo.

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El castaño despertó con un horrible dolor de cabeza, intento espabilar, pero lo mejor era quedarse un poco quieto mientras su cuerpo se reanimaba, la puerta de la habitación se abrió – disculpe no sabía que la habitación estaba ocupada – comentó el mayordomo

El mayordomo ni se inmuto, pues no era extraño ver hombres desconocidos en la casa – está bien– susurro Colin sin mirar al hombre

–tráeme algo para la resaca– pidió con un hilo de voz

Que pasaría si...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora