Diciembre del 2000.
Un día nevado, nubes grises y espesas como si de un remolino se tratasen.
Hace días perdí el apetito por pensar que lo voy a volver a ver. Me pregunto si habrá cambiado. Me siento débil, como si mis huesos estuvieran hechos de galleta y mi boca seca no me deja ni si quiera tomar el suficiente aire que necesito para procesar todo esto.
Hacia tanto que no hablaba con alguien mas que no sea Lu o mi mamá, y eso que casi nunca nos vemos... No se que hacer, supongo que serán otras vacaciones de invierno encerrado en mi cuarto.
[ ... ]
Eran alrededor de las 2 de la tarde, pero se sentían como las 8 de la mañana. Yo estaba recargado en el marco de la puerta mientras veía como su cabeza decorado de un elegante sombrero de copa en forma de punta, rodeada de un par de flores, hiervas campestres y un amuleto en forma de circulo con un par de puntas, más una visera amplia, la cual ayudaba a que su cara, bañada en la sombra del tenue sol, se mantenga borrosa a mi vista por algunos segundos antes de que alzara su muy pálido rostro ante mi casa. Casa en donde lo tendría que soportar hasta "nuevo aviso".
Seré honesto, fingí durante un par de minutos reconocerle, aun que no podía estar mas confundido. "Acaso no iba a venir Jarrett?" Pensé. Mi preocupación escalaba en cuanto mas veía a esa figura lúgubre e imponente salir de aquel auto negro. Un chico alto, de camisa blanca y piel sumamente pálida, con una nariz puntiaguda mas no respingada, de ojos negros como la noche más penetrante, cejas caídas y espesas, con una mirada filosa reforzada de la sombra de sus pronunciadas cuencas.
El ni si quiera había notado mi presencia, aun que no lo culpo, ya que me camuflaba perfectamente con el umbral de mi casa. Solo lo veía a la distancia, haciendo un ejercicio mental por saber de quien se trataba tanto escandalo.
Cerró la puerta del auto, dejando ver perfectamente su vestimenta formal. Estaba hablando con mi mamá. Demasiado lejos para escuchar precisamente de lo que estaban hablando, pero asumo que era un saludo por las sonrisas y abrazos que hubieron, aun que estaban diciendo mas cosas que me fue imposible de interpretar - Nota mental: aprender a leer labios- Unos segundos después, salió un señor alto y un poco corpulento del auto, no sabia quien era, pero ya lo había visto antes. Según tengo entendido, trabaja con mi mama y son buenos amigos. El señor, la saludó con alegría, y le dio unas finas carpetas con unos cuantos papeles a mi mamá.
Se quedaron hablando un par de cosas, estaban tardando y para ser sincero, ya me estaba dando flojera chismear. Hasta que en eso, mi mama en lo que puedo describir como un gesto, invita a pasar a ese chico a la casa, el toma un par de maletas del auto y justo antes que comience a caminar hasta donde estoy yo, entre en pánico y hui de allí.
Corrí silenciosamente por la sala y subí las escaleras, quedándome a salvo en la sombra que se hace en el puente de esta misma por que, quiero saber cosas.
Vi como el entraba cautelosamente, dando un pequeño vistazo a su alrededor. Caminaba un poco lento mientras observaba los cuadros y decoraciones. Puso sus maletas en la sala, arrimadas a la escalera. Yo veía como la luz de la ventana tapada por cortinas blancas, destacaba dentro de la obscuridad su silueta. El empeño que ponía en fijarse hasta en el mas mínimo detalle al mismo tiempo que caminaba de forma tan elegante y sumamente pausado. Podía ver el ritmo sutil con el que sus costillas se abrían y cerraban al respirar, veía sus antebrazos descubiertos con las delicadas sombras de sus venas y tendones, el pantalón de vestir y las arrugas en horizontal en la zona interior de sus rodillas al ir tanto tiempo sentado de viaje.
Lentamente se daba la vuelta para seguir viendo las pinturas que lo rodeaban en esa sala polvorienta y opaca, podía fijarme mas en su rostro. Una de sus cejas tenia una corta cicatriz, ojos grandes con una mirada suave, mejillas delgadas, una boca pequeña con labios finos y descoloridos. Lentamente me comenzaba a alegrar de que no haya venido Jarrett, este estaba lindo.
Ya enfrente de mi, podía verlo plenamente, yo estaba asomado viéndolo desde arriba, entre los finos barandales de la escalera, el ni si quiera había sospechado mi estadía. Sólo se dedicaba a fijarse en el patrón del desgastado papel tapiz y en mas cuadros con fotos colgados por ahí. Pareció reconocer uno. Alzó su mano para limpiar el polvo adherido al delgado cristal y contemplo la foto. Notó algo a lado del marco, sus cejas se fruncieron un poco al igual que sus parpados, yo analizaba cada vez mas curioso su comportamiento, me limitaba a ver que hacia, pero trataba de no moverme para nada que no sea sacar un poco más mi nariz.
Vi como su mirada se elevaba, me comenzaba a preguntar que era lo que tanto buscaba. Sus ojos no se detenían y comencé a ponerme nervioso viendo como su cara cambiaba de una serenidad limpia a una preocupación confusa. Me estaba asustando y esto a pesar de que lo cuento lento, paso en fracción de no mas de 4 segundos. Intentaba encontrar una respuesta hasta que el tiempo se paro tan solo un milisegundo, un silencio muerto dominó el aire y sudor frío me recorrió entero y de repente pensé: "Hijueputa, cierto... tengo cola... olvidé esconder también mi co-"
Vi como sus pupilas ya habían chocado con las mías, todo esto mientras se adaptaban a la oscuridad para inmediatamente reconocer mi sombra petrificada del susto, mirándolo fijamente. El tiempo volvió a la normalidad seguido de un grito corto pero sonoro de parte de el, a su vez que se aventaba hacia atrás.
Producto del pánico, solo pude huir otra vez y encerrarme en mi cuarto antes que todos entraran a ver que pasa y pasar la vergüenza de mi vida al ser un inadaptado social y también aprovechando qué el seguía conmocionado y me daba chance de un par de segundos para desaparecer, tal vez puede que piense que alucino..? Tal vez?... me quiero matar... creo que la cagué.