¿Puede el amor nacer del odio? Daniela Avilés acaba de vivir una tragedia, Alice la causo, ¿podrá una espía enamorarse de una mafiosa?
No creas que un inicio romántico te garantiza una historia linda, a fin de cuentas esto es un Thriller.
Contenido...
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Tras una cálida noche junto a Daniela, la desperté con calma mientras ella me dio un lindo beso de buenos días, el cual correspondí. Silvana me regañó con la mirada, pero después soltó una risa tierna.
—¿No usan trajes y ropa de gala? —preguntó Daniela viendo la ropa de la misión.
—No estás en una película, querida —dijo Silvana con una sonrisa calmada—. Pero parece, ya que estás enamorada de una agente amargada —bromeaba Silvana mientras yo solo torcía la mirada. Daniela soltó una risa tierna.
Después de vestir a Daniela de negro totalmente, nos dirigimos a la sala de reuniones donde estaban Kristen, Mauga y Adam.
La tensión en la sala de reuniones de la agencia era palpable. Kristen estaba de pie frente a nosotros, su expresión implacable mientras explicaba los detalles finales de la misión. Daniela estaba a mi lado, su rostro serio pero decidido. No podía evitar sentir una mezcla de preocupación y determinación. Sabía que esta misión sería un punto de inflexión para todas nosotras.
Kristen se dirigió directamente a Daniela, sosteniendo un pequeño dispositivo en la mano.
—Daniela, quiero que entiendas algo muy claro —dijo con su tono firme y autoritario—. Este dispositivo está diseñado para monitorear tus movimientos. Si en algún momento intentas traicionarnos o escapar, activaremos este aparato y, créeme, no sobrevivirás para contarlo.
Daniela tragó saliva, pero la vio con una mirada seria. Pude ver el miedo en sus ojos, pero también una chispa de adrenalina. Kristen sujetó el dispositivo y se lo colocó a Daniela en el cuello, asegurándose de que estuviera bien fijado.
—No olvides que estamos poniendo nuestras vidas en tus manos —continuó Kristen—. Espero que no nos decepciones.
La preparación para la misión continuó. Silvana, Mauga, Adam y yo revisamos nuestros equipos una última vez. Cada uno de nosotros estaba armado y equipado con lo necesario para la operación. Silvana, siempre meticulosa, revisaba cada detalle, mientras Mauga y Adam intercambiaban palabras de ánimo y estrategias.
Daniela permanecía en silencio, observando todo con una mezcla de ansiedad y curiosidad. Me acerqué a ella y le di un apretón de manos, tratando de infundirle confianza.
—Todo va a salir bien —le dije en voz baja—. Estamos juntas en esto.
—No me da buena espina esto, Alice —soltó finalmente mientras se recostó en mí. La abracé y la llevé detrás del avión.
—Prometo que yo te voy a proteger si las cosas salen mal —comenté con un tono cariñoso.
—¿Por qué los demás no lo pueden saber? Silvana se lo tomó a bien. Quizás así también piensen en dejarme con vida —se separó y, cruzada de brazos, me dijo.
—Lo haré, pero ahora no es el momento, Dani —suspiré mientras acariciaba su mejilla.
Daniela asintió, su rostro relajándose un poco al escuchar mis palabras. Sabía que para ella, esta misión no solo era una prueba, sino también una oportunidad de redención.