¡Aquí no! BKKR

Regordetas caderas

ⓘ Tiene relación con uno de los episodios anteriores Recuerda que cada capitulo puede ser diferente y no seguir un hilo de acontecimientos. Tendrás que leer todo para encontrar referencias a otros capítulos 😃ⓘ

¡mucha suerte!

Había días en los que Bakugō se quedaba absorto en sus pensamientos, preguntándose una y otra vez qué vio Eijirō en él. Recordaba lo complicado que era durante su adolescencia, siempre envuelto en su propio orgullo y rabia. Aun así, Eijirō eligió amarle, una decisión que todavía lo desconcertaba y conmovía a partes iguales. Por supuesto, con el tiempo había madurado, aprendiendo a aceptar que había cometido errores, que había lastimado a otros incluso cuando solo intentaban ayudarle. Sin embargo, su hermoso esposo, con su inquebrantable espíritu y sonrisa radiante, nunca se apartó de su lado.

Eijirō era como un sol en su vida, brillando con una calidez que tocaba todo lo que le rodeaba. En los momentos más oscuros, cuando Bakugō sentía que no podía seguir adelante, Eijirō estaba allí, tendiéndole la mano. Ese amor incondicional le había dado fuerzas cuando más lo necesitaba, iluminando sus días más sombríos con una luz que solo Eijirō podía irradiar. Compartir una vida con él había sido la mejor decisión que Bakugō había tomado, y el recuerdo del día en que le propuso matrimonio seguía siendo uno de sus más preciados. Desde entonces, su vida solo había mejorado. Ahora, tenía su propia agencia como héroe profesional, un lugar donde podía canalizar su fuerza para proteger a otros. Pero lo más importante de todo era el hogar que había construido junto a Eijirō, un refugio al que ambos podían regresar al final de cada día. Allí, entre las paredes que compartían, Bakugō encontraba una paz y una felicidad que jamás habría imaginado.

Podría seguir mencionando las miles de cosas que logró gracias a Eijirō, ese pelirrojo de ojos brillantes que se había convertido en el centro de su universo. Toda su vida giraba en torno a él, desde las decisiones que tomaba hasta los pequeños momentos que compartían. Cada día le recordaba lo afortunado que era de tener a alguien tan increíble a su lado, alguien que lo completaba de una manera que nunca creyó posible. Y ahora, había algo nuevo, algo que llenaba su corazón con una ternura que no podía describir del todo. Bakugō observaba con una suave sonrisa cómo Eijirō se acurrucaba contra su pecho, su respiración tranquila y su calidez familiar reconfortándolo. Pero esta vez, había algo diferente, algo que hacía que su corazón latiera aún más rápido de lo habitual. El vientre de Eijirō, con una ligera pero notable curvatura, le recordaba el milagro que habían creado juntos.

Cada vez que sentía esa curvatura contra su cuerpo, una oleada de amor lo inundaba. Era tan lindo, tan increíblemente hermoso, que a veces se preguntaba cómo había tenido tanta suerte. Imagino alguna vez su futuro con Eijirō muchas veces, pero nunca había pensado que sentiría algo tan profundo, tan abrumador, al pensar en la pequeña vida que estaban esperando. Todo en su vida ahora se centraba no solo en Eijirō, sino también en esa nueva pequeña cosa, esa vida que pronto llenaría su hogar con risas y alegría. Bakugō, quien alguna vez se definió por su fuerza y determinación, ahora encontraba una nueva fuente de poder en su amor por Eijirō y en el futuro que estaban construyendo juntos. Ese futuro era brillante, tan cálido como los ojos de su esposo, y no podía esperar para verlo crecer en una etapa nueva.

Ahora el pequeño paquete que Eijirō cuidó con tanta devoción en su vientre se acurrucaba está vez durmiendo entre las calidas mantas en su cuna a un costado de su lado de la cama. A pesar de su temperamento tan explosivo incluso cuando él mismo había sido de ese tamaño, su hijo en cambio se mantuvo tranquilo mientras estaba despierto. Bakugō intuyo que se debe a su esposo que siempre mantuvo una vibra muy feliz y sereno durante todo su embarazo exceptuando los días cuando las hormonas eran demasiado para su pelirrojo.