Prologo

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El sonido de el movimiento de los árboles se hacía notar en los oídos de una chica

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El sonido de el movimiento de los árboles se hacía notar en los oídos de una chica.

Carmen Williams de 16 años se encontraba sentada fuera de una tienda abierta a las 24 horas con un cigarrillo en su mano.

Era normal que a las 2 de la mañana todo mundo estuviese dormido y que la ciudad se encontrará en total oscuridad, lo que lograba que Carmen pudiera ver era la luz de aquella tienda.

Llevaba una pijama de short y playera de manga corta de seda negra que no le calentaba lo suficiente para el viento que hacia afuera.

Había salido de su casa a mitad de la noche solamente para poder respirar el aire absoluto de la paz, ya que en su casa había demasiados problemas que no la dejaban estar en paz.

Su respiracion era algo lenta y tranquila mientras metía el cigarro a su boca para después sacar el humo de su boca.

Sus pantuflas tampoco ayudaban, el frío comenzó a subir por ellos hasta que no sentía nada, su cuerpo comenzó a dejar de sentir poco a poco cada ráfaga de viento.

A lo lejos, Robby Keene de también 16 años se había escapado por la madrugada después de consumir un par de sustancias. Logró observar a la chica que hacia sentada sin algo abrigador.

Su primer pensamiento fue ignorarla, pero algo simplemente no lo dejó y lo obligó a caminar hacia ella.

Y con algo de extrañeza, llegó a sentarse al lado de la chica, la cual no se inmutó ante la acción.

—¿Quieres? — Hablo la chica mientras le ofrecía la caja de cigarrillos.

—  Gracias¿Tienes encendedor? — La chica le pasó uno y lo prendió, para después regresarle en encendedor.

Ambos jóvenes se encontraban en total silencio, cada uno con sus cigarros mientras seguían algo reflexivos. Se creo entre ellos un silencio, pero no era para nada incómodo. Este silencio los hizo entrar en un círculo de confianza.

— ¿Tienes frío? — Robby comenzo a retirarse su sudadera y se lo coloca por encima a la chica.

— Gracias — Sonrió levemente y lo miro a los ojos, al igual que el.

Su contacto visual no duró demasiado, pero si lo suficientemente como para sentir una suave chispa en sus ojos.

— Soy Carmen, Carmen Williams — hablo en un suave suspiro

—Yo soy Robby, Robby Keene — Respondió de la misma forma que ella.

—¿Que haces por aquí a estas horas? — La chica lo miro de nuevo

— Lo mismo debería preguntarte, es peligroso para ti estar sola.

— ¿Y para ti no? — Dijo y ambos soltaron una suave risa — Quería salir de casa

— También yo, es una mierda — Soltó

— Lo se, igual me sucede — Dijo y volvieron a reír para volver a su silencio.

Los minutos pasaban y pasaban, y ninguno dijo nada.

— Creo que ya me iré, ya es muy noche para regresar — Dijo mientras se paraba.

— Te acompaño, es peligroso andar sola a estas horas para ti.

Carmen pudo haberle dicho que no, y evitar tal vez un asesinato o algo por el estilo, pero algo en ella le decía que era una buena persona.

— Esta bien.

Y finalmente ambos comenzaron a caminar, el camino no fue realmente tan largo. Pero en este proceso pudieron compartir sus edades y algunos de sus gustos.

— Es aquí, muchas gracias. Ten mucho cuidado para regresar — Dijo deteniéndose en su casa.

A simple vista, Robby pudo observar lo grande que era su casa, nada comparada a la suya.

— No te preocupes, se defenderme — Dijo y recibió una sonrisa de la chica.

—¡Oh! Se me olvidaba tu chaqueta — Dijo y se la comenzó a quitar.

— No, tal vez esa chaqueta sea mi excusa para volverte a hablar un día de estos. — Dijo con una sonrisa coqueta.

— Esta bien, esperaré a que necesites tu chaqueta.

Y tal cual se prometieron, la chaqueta de Robby comenzó su historia de amor.

𝐂𝐀𝐑𝐌𝐄𝐍 ║▌robby kenneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora