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El joven azabache tomó su cuaderno de dibujo entre sus pálidas y delgadas manos. Al mismo tiempo, se posicionó en una hoja totalmente en blanco para tomar su bolígrafo con una extravagante pluma blanca en la punta del final.
Dejó que la tinta negra se apoderara de los trazos que realizaba, intercalando su mirada con la pequeña mariposa azul que contenía en una botella de cristal atrapada. La pobre revoloteaba buscando salir y encontrar su libertad, pero a Hongjoong sólo le bastó unos minutos más para tener su boceto listo, agregando los últimos detalles y tomando nota de ellos.
Cerró el libro, dejándolo de lado en su escritorio mientras se colocaba de pie para abrir la gran ventana de su habitación, y, regalándole una última observación a la mariposa, levantó la tapa de cristal e inmediatamente el animal comenzó a aletear, alejándose del azabache que la observaba todavía perderse entre las calles de aquel descolorido pueblo.
Dando un suspiro, dirigió su vista hacia abajo, inclinándose unos cuantos grados sobre el marco de la ventana, notando el molesto ruido de los caballos que cargaban la carroza desgastada de su padre, quien junto a su madre salieron del hogar, escuchando los gritos escandalosos de su progenitora que, de nuevo, estaba quejándose de todo.
—El día es perfecto para una boda. — Mencionó la mujer, posteriormente tomando su abanico negro y agitándolo de manera elegante.
— Un ensayo, mi vida, un ensayo. — Le corrigió su esposo, quien se colocó detrás de su amada para acomodar la bufanda de piel, logrando que ambos se viesen de clase alta.
— Con esta bella boda, cuidando los detalles, hasta los más mínimos, que nada interfiera. — Enlazaron sus antebrazos para bajar las escaleras, encontrándose con un charco de agua en el suelo al final de estas. La mujer miró al chófer y este tomó su bufanda blanca para que la señora pasase por encima de este — Y es por eso que cada cosa, debe ser detallada, incluyendo a los más chicos.
Los anuncios alrededor del transporte que mostraban al padre sosteniendo un pescado, fueron removidos para dejar en limpio la carroza — Bailaremos con grandes, cenaremos con la realeza y la reina será nuestra realidad. — chilló la señora Kim mientras danzaba con su esposo, ambos felices porque al fin saldrían de la pobreza en la que vivían.
La mujer mayor subió a la carroza, pero la parte inferior de su vestido se atascó justamente en la entrada, por lo que tenía a su esposo junto al chófer tratando de ayudarle, empujando hacia adentro — ¡Ah! ¡¿Dónde está Hongjoong?! ¡Se nos hará tarde!
Los señores Kang observaban cómo el transporte se sacudía, ambos soltando un sonido de desprecio, dando la vuelta y alejarse de la ventana — Es detestable, es un día terrible para una boda. Es horrible tener que llegar a este fin y tener que soportar esto. — La señora Kang expresó con desagrado.
Su marido la miró, soltando un bufido — ¿Cómo fue que llegamos a este momento?
— Pasando nuestra pobreza con gentuza vulgar. No podría ser peor.
Ambos se dirigieron a la caja fuerte insertada en la pared, abriéndola y ningún tipo de objetos valiosos ni dinero, sólo encontrándose con las telarañas que adornaban el vacío espacio — No importa si son vulgares, mientras sean aristócratas bien equilibrados y nos sentamos para comer.
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Yeosang mantuvo su vista perdida en los escasos cosméticos de su blanco tocador, regresando en sí al sentir el fuerte apretón que la sirvienta le regaló a su cintura, debido al corsé que en esos momentos utilizaba. Suspiró observándose a sí mismo en el espejo — No sé porqué Hongjoong y yo tenemos que casarnos. Ni siquiera nos gustamos.

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el cadáver del novio | seongjoong/hongsang
FanfictionUn hombre de nombre Kim Hongjoong pone en el dedo de otro hombre muerto, sin querer y pensando que es un árbol, un anillo de compromiso; pero lo que no sabe es que el muerto reclamará sus derechos como prometido. • ADAPTACIÓN. Todos los derechos a s...