Capítulo 10

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Love no pudo resistirse. Al levantarse esa mañana solo había querido abrazar a la pelinegra. Olvidó el dolor que estaba sintiendo a causa de los golpes recibidos el día anterior y el hecho de que conocía a la chica desde hacía tan solo dos días. Bajó corriendo sabiendo que ya no había nadie en casa, desayunó y con rapidez saco la vieja escalera de mano que Alejandro guardaba en el cobertizo. Procurando que nadie la viera, coloco la escalera bajo la ventana de Milk y subió.

La ventana estaba abierta, así que le fue sencillo entrar. La chica no estaba allí. De repente escuchó la voz de un chico gritar algo sobre Milk junto a unas tostadas.. Debía de ser su hermano. Ella había mencionado tener dos hermanos.
"Milk" Pensó, y un suspiro escapó por sus labios. El solo hecho de pensar en ella la hacía sentir cosquillas en su estomago y unas inmensas ganas de reir.

Mientras esperaba a Milk se tomó un tiempo para examinar el ambiente. Paredes blancas y vacías solo cubiertas por un calendario y un par de fotos de paisajes. Un escritorio bien organizado, una cama excelentemente tendida con sabanas negras, un piso completamente limpio y una mesa de noche con un montón de frascos de medicinas allí. Comparada con su habitación de paredes rosadas y repletas de fotografías, su cama desordenada y su escritorio con libros hasta el techo, el lugar era bastante aburrido. Pero Love no se había imaginado la habitación de Milk de otra forma.

Lentamente ella se acercó al calendario. "Lunes: Diálisis
Martes: Clases de piano.
Miércoles: Cardiólogo.
Jueves: Diálisis.
Viernes: Psicólogo.
Sábado: Diálisis.
Domingo: Clases de piano (Opcionales)"

Love: Tienes una vida difícil, Milk -Suspiro. El solo hecho de leer el montón de actividades en el calendario de Milk la había agotado.

Cuándo finalmente pudo apartar su vista del calendario, Love decidió espiar el armario. La ropa, tal y como la habitación, estaba perfectamente organizada. Solo había ropa negra, gris, blanca, azul o marrón. Ni rosa. Ni amarillo. Ni naranja. Solo esos simples colores. Tenía solo tres pares de zapatos dentro. Dos pares eran tenis blancos, y los últimos eran zapatos de tacón alto, también negros. Parecían casi nuevos. La chica tenía también montones de sombreros, gorros y beanies, todos de los colores antes mencionados. Excepto uno.

Era un beanie morado oculto entre los otros. Lo tomó entre sus manos y lo sacó del armario procurando no desordenar los demás. Love sonrió y lo colocó sobre su mano examinándolo fijamente, y fue entonces cuando lo vio.
En la parte delantera del beanie se encontraban unas palabras escritas con los diferentes colores del arcoíris. Love solo pudo sonreir al leerlo.

"Soy un unicornio"

Love: ¿Tú también? - mencionó observándolo con adoración.

Jamás se había sentido mejor. Sus ojos estaban iluminados y una gran sonrisa ocupaba su rostro. Lo cierto era que Love ya había intuido que Milk podía ser lesbiana por lo que le había dicho el día anterior sobre sus pechos, pero ese beanie, morado y distinto a los demás, lo confirmaba.

Se preguntó por que Milk no se lo habría dicho antes. La respuesta llego claramente en su cabeza: tenía miedo.
No podía culparla. Ella también había sentido miedo al descubrirlo.

Antes de que pudiera terminar de procesar aquello escuchó unos pasos en la escalera. Asustada y pensando que podría tratarse de la madre de Milk, Love cerró el armario rápidamente y se escondió bajo la cama aun con el beanie morado en la mano. Se sorprendió al encontrar una vieja patineta allí abajo junto con un viejo casco negro. Sonrió. ¿Cuantos secretos escondería la chica de la ventana?

Fue entonces cuándo la persona de los pasos entro a la habitación. Lo primero que vio fue un par de largas medias. Sonrió. Milk estaba allí. La vio sentarse en el borde de la ventana, y en serio se veía hermosa. No hermosa como una niña de cinco años ni hermosa como las actrices de televisión. No. Ella era más hermosa que eso. Milk era hermosa como las demás no podían serlo ni utilizando programas de edición avanzados. Ella era hermosa porque era Milk.

La Chica de la VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora