un rayo de luz

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Él era una luz,

tan espontáneo, tan radiante,

sonriente y feliz,

iluminaba todo a su paso,

siempre tan lindo.


Era inteligencia pura,
un enigma fascinante en cada palabra,
podría pasar la vida adorándolo,
observándolo,
una obra de arte inconsciente.

Cada palabra suya me volvía loca,
me embriagaba su esencia,
su pensamiento,
su trato con los demás.

Cada tacto era un chispazo,
lo amaba,
amaba sus abrazos,
su protección envolvente.

Y cuando me miraba,
el mundo se detenía,
como si el tiempo se plegara
para celebrar su mirada,
su presencia,
su imponente ser.

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