Por la eternidad

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Hay muy pocos fanfics de estos dos así que toco hacer más.

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Por la eternidad

las manos cálidas de su amante le hacían suspirar, delicadamente surcando su rostro y cuello con una profunda adoración en cada toque.

- Pegaso, no sabes cuánto espera tu regreso-murmuraba cerca del oído del castaño, sus ojos cubiertos de la neblina de la adoración y placer.

-No más de lo que él esperaba por tu amor-respondió besando suavemente la mandíbula del pelinegro rey del infierno.

-haz que valga cada sacrificio-dijo el castaño antes de besarle con pasión, el calor se extendería de alma a alma, de cosmos a cosmos, uniéndose de manera homogénea y llenando el vacío que había en ellos.

Hambrientos de contacto se acercaron pecho a pecho en la seda cama negra, corazón con corazón y entrelazadas sus manos se acomodaba en una posición cómoda mientras el profundo beso finalizaba.

Las manos del pelinegro se tenían en el pecho de su amante, deleitándose con la suave aspereza de su piel, besando con reclamo el cuello tierno y blando, dejando así marcas de su pertenencia que permanecerían por todo el tiempo que fuera posible antes de agregar. Más.

El bajo gemido del castaño era todo lo que se requería para explorar más allá, pecho, estómago y cadera, todas bañadas de besos superficiales que le hacían más expectante al Pegaso de lo que su rey podría otorgarle.

Tomo sus piernas con una adoración absoluta, besando los muslos llenos y jugosos cual fruta de verano.

-vamos déjame ver-menciono separando las piernas del castaño quien suspiraba con un rostro rosado y respiración entrecortada, sus labios rojos y brillantes debido a la cantidad de veces que se aprovecho de ellos hoy.
Suspiro sobre su miembro obteniendo un quejido se su amante le cerró las piernas en un reflejo.

-tranquilo, deja que tu rey se encargue-menciono, dejando que el castaño se relaje, con destreza comenzó con un suave y pausado lameteo en la punta que provocó el gemido agudo de su pareja y suaves murmullos de la misma.

-ah solo tu sabes lo que necesito-murmuraba complacido el castaño sosteniendo el cabello oscuro de su pareja cuando este simplemente le deslizó más profundo, sus muslos se cerraban con fuerza en su cabeza pero en lugar de desestimar su acción el pelinegro parecía más complacido pues aumentó la velocidad para disfrutar de su pareja.

El calor en su vientre le hizo saber que estaba cerca del clímax, empujaba con fuerza en búsqueda de su liberación y el pelinegro sostenía con firmeza la base de su miembro con un movimiento rítmico y dejando que el castaño se descargara en él.

-Yo ah no puedo más, estoy cerca-comentó arqueado la espalda con fuerza cuando las firmes mano de su rey le sostuvieron en su lugar con fuerza, las largas cuerdas blanquecinas se esparcieron por su estomago pero mucho fue devorado por su amante que saboreaba su recompensa en sus labios y un ronco suspiro salía de su pecho.

-ni la ambrosía podría compararse a tu sabor -comentó ante la vista del Pegaso con su mirada llorosa y rostro rojo cubierta de salado sudor que le hacía brillar aún en la oscuridad del inframundo.
Los toques no cesaron, ahora más rudos y hambrientos, aprender a morder y lamer, cada parte que faltaría sería marcada por el rey de estos lares, sobre todo una posesión tan valiosa como lo era su amante, esposo, otra mitad.

Acostado boca bajo el castaño se dejó dominar por su rey, todo lo que el deseaba de él seria suyo, le beso con ternura mientras las firmes manos del pelinegro se enfocarán en su trasero, separando para mostrar su tesoro oculto.

Bordeando el borde lentamente haciéndole suspirar, sé sostenía de la almohada de la mejor seda y rellena de las mejores plumas solo para enmarcar la belleza de su piel marcada y magullada por su rey.

su cuerpo se entusiasma rápidamente de nuevo por lo que el pelinegro no perdió el tiempo de sostener en alto su cadera con su mano libre, ahora en cuatro patas y más expuesto el rostro del Pegaso era un más rojo.

-Estás tomándote tu tiempo querido- menciona el castaño antes de gemir por el segundo dedo que abría dentro de sí.

-No seas impaciente amor mío, sólo es un poco de precaución para tu cuerpo-responde presionando más profundo a lo que le castaño grito ante de empujar sus caderas sin un ritmo claro.

Para el tercero era claro que ni el Pegaso ni su rey podrían seguir postergando lo inevitable, retirando sus dedos el pelinegro se posicionó levantando más la cadera de su amante, besar su cuello con delicadeza antes de penetrarle con un ritmo lento para el acoplamiento de ambos.

-justo como lo he soñado- gruñe el pelinegro en el oído del castaño que gemía por adaptarse a la nueva intromisión.

-Te sientes muy bien-gime el rey a su amante embistiendo con suavidad que les hacia gemir a ambos del placer, sostenía con fuerza la posición cubriendo el cuerpo del Pegaso eclipsando con su figura.

La intensidad se iba subiendo lentamente ante los quejidos del castaño hacia su pareja.

-vamos más fuerte ah ¡quiero más!-gemía empujando en contra de las embestidas para obtener más placer, él gruñido de su pareja fue su respuesta.
La fuerza le hizo abrir los ojos antes de gritar: ¡Hades! Si si por favor-lágrimas cubrían su visión del placer, la cama sonaba debajo de ellos de la fuerza aplicada. Dé un momento a otro el castaño fue volteado por su amante para poder verle de frente, presionando sus piernas hacia su cuerpo manteniéndolo abierto y con la vista de su rey rojo, sudoroso y con el ceño fruncido mientras gruñía como animal encima suyo, reclamándole con fiereza diga a de sí y su posesividad hacia él.
Le beso con lujuria en su saliva pues su final estaba cerca, su espalda empezaba a arquear por el placer y su boca ya no podía pronunciar ninguna palabra que no fuera un simple.

-¡Más!-

su cerebro en algún punto fue hecho papilla, no podía pensar en nada más que en su pelinegro rey, algo que a este le hacía muy feliz.

-dime que eres mío, que me pertenecerás siempre-gruñía mientras embestía con fuerza su cuerpo ya viscoso y húmedo del castaño de mirada ida por el placer.

-Soy ah tuyo, siempre, siempre-balbuceaba con la baba escurriendo de sus labios de los bruscos besos de su amante. El pelinegro presiono más profundo tocando el punto exacto que al castaño hacia ver estrellas.

-¡Hades!- el grito fue acompañado por el clímax suyo y de su pelinegro amante quien mordió su cuello por última vez antes de acostarse a su lado abrazándolo de manera que su cabeza descansará en su pecho justo donde estaba su corazón.

-Te amo-las lágrimas del pelinegro alteraron al Pegaso quien le miraba conmovido.

-te he esperado tanto tiempo que tenerte en mis brazos es un sueño, un delirio de mi mente-su nariz pasaba por el cabello castaño y por la piel besada por el sol.

-Estoy aquí-dice el Pegaso, sonriendo como el sol, besando las lágrimas de su rey.

-Te amo y nada nos va a separar ahora-declaro juntando sus manos y dejando arder su cosmos una vez más para sentir el alma de ambos entrelazadas una vez más y como sería ahora para siempre.

El tesoro del infierno◇ One Shot ◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora