Único

893 72 3
                                    

Colin Bridgerton amaba, admiraba, deseaba, veneraba y estaba completamente consumido, en cuerpo y alma, por su esposa. Todas las mañanas en cuanto despertaba se quedaba unos minutos observándola, hasta que aquellos brillantes ojos azules lo saludaban, haciéndolo sentir tan dichoso y afortunado.

Esa mañana como todas las demás, él esperó a que su esposa despertara para llenar de besos su rostro, sacándole una dulce risa.

-Colin me haces cosquillas-

-Te amo, te amo, te amo- repetía a medida que deposita cada beso- ¿Ya te dije que te amo?-

-Mmmm...-sonrió coqueta- no estoy segura, ¿Podrías ayudarme a recordar?- dijo posando un dedo en su mentón, señalando sus labios.

-¿Cómo podría negarme a tal petición? -Colin besó a su esposa con pasión, generando una corriente eléctrica que recorría el cuerpo de Penélope totalmente- Es usted muy tentadora señora Bridgerton, ¿Que debería hacer al respecto?- Penélope sonreía totalmente enamorada.

-Pues se me ocurren muchas ideas- picoteo sus labios- Pero temo que debemos levantarnos, hay mucho que hacer ¿No crees?- acarició la mejilla de su esposo, quien hizo un pequeño puchero ante el inminente comienzo del día- No te angusties, quizá podríamos continuar con esta conversación en la noche ¿Te parece? -Colin sonrió cómplice y depositó un suave beso en sus labios.

-Está bien, pero antes, tengo algo que hacer -Pen rió en cuanto vio a su esposo bajar a la altura de su vientre- Buenos días bebé, ¿cómo estás el día de hoy? te amo, espero que no te muevas mucho hoy, mamá tiene mucho que hacer, así que nada de mareos, ¿sí? -Pen lo observó con brillo en sus ojos, desde que se habían enterado de que estaba embarazada, Colin había tomado el hábito de saludar o hablar con el bebé a lo largo del día, lo que le resultaba encantador y calentaba tiernamente su corazón.

Para Colin, cada día junto a Pen, resplandecía. Solo estar a su lado y observarla trabajar llenaba su pecho de felicidad, y ahora que sabían que pronto una nueva personita se uniría a sus vidas, su corazón desbordaba el triple de felicidad.

Hace algunas semanas habían comenzado a trabajar en las ediciones de sus diarios, él escuchaba atentamente lo que ella le corregía y luego le traía algún que otro bocadillo o seguía trabajando, mientras Pen se concentraba en su novela. Luego, salían a pasear o visitaban la casa de sus madres.

Sin embargo esa mañana, mientras desayunaban pacíficamente, Rae ingresó al salón con un semblante preocupado, y comunicó que había un grupo de personas que quería hablar con la señora Bridgerton.

-¿Dijeron el motivo?- preguntó Penélope

-Quieren hablar con Whistledown, mi señora- la pelirroja miró con preocupación a su esposo, quien tomó su mano para tranquilizarla.

-Está bien, hazlos pasar al recibidor y pide que les sirvan té, por favor. En un momento estaré con ellos- Rae asintió y se retiró. Pen se volvió hacia su esposo nerviosa.

-¿Estás bien?, no te preocupes, te acompañaré todo el tiempo, si necesitas algo o quieres retirarte, sólo dime, lo que necesites -aseguró Colin

-Gracias, sabíamos que esto pasaría, se habían tardado supongo -trato de sonreír con resignación, Colin la abrazó y ella respondió de igual forma, disfrutando el momento unos segundos, y luego se alejó- Está bien, estoy lista, por ahora solo quédate como observador, creo poder lidiar con gente indignada- Colin asintió y ofreció su brazo. Ambos caminaron hacia el salón recibidor.

Penélope estaba preparada para lo peor, sabía que sería duro, pero se sentía lo suficiente segura y valiente para afrontar la situación, además que tener a Colin a su lado, dando apoyo moral resultaba en energía extra. Pero de todos los escenarios que se presentaron en su mente antes de entrar al recibidor, no espero el que se desarrollaba ante sus ojos.

Admiradores - PolinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora