"Está bien, supongo que la culpa es mía. Confiar en las personas es el inicio de una terrible pesadilla.
Pero ahora, tendrás que enfrentarte a las consecuencias cariño."
"¿Por qué a pesar de todo... Aún te sigo queriendo?"
¿Podrá más la sed de venga...
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Tres años después
Las luces de colores iluminando cada parte de su cuerpo mientras se movía al ritmo de la música de manera sensual, mientras se tocaba y se mordía su labio, cada expresión que hacía el pelirosa; todo aquello siendo causante de que el moreno se quedara en su lugar mirando a aquel chico, como si estuviera hipnotizado.
—¡Hey, Nam!— dijo el castaño moviendo su mano enfrente del moreno para que le prestara atención —¿Escuchaste lo que dije?
Y solo entonces salió de su trance —Perdón Jin, ¿Me hablabas?— dijo prestándole atención a su hermano, mientras bebía otro trago.
—¿En qué tanto piensas hermanito?— habló ahora el pelinegro, que se encontraba a su otro lado.
—En nada, solo... Creo que ya tomé mucho— sonrió pensando en la mentira que acababa de decirle a sus hermanos, pues la verdad era que aquel pelirosa lo tenía hipnotizado, aunque en parte los tragos sí habían hecho efecto —por eso no me gusta salir a tomar, ¡todo es tu culpa Taehyung!
—¿Mía? Pues perdón por tratar de que estés menos amargado— y le sacó la lengua indignado.
Pues era verdad, el menor de los Kim había insistido a sus hermanos que fuesen a divertirse, Jin aceptó porque últimamente veía muy estresado a Namjoon, y lo veía como una oportunidad para que se relajara, así que no dudo en convencerlo.
—Pequeño mocoso— dijo jalando la oreja del menor.
—¡Ah, duele!— se quejó.
—Soy tu mayor, ¡Respetame!— dijo después soltó la oreja contraria, mientras que el menor se sobaba, y el moreno volvió su vista a donde estaba antes de que sus hermanos lo interrumpieran, y sus ojos conectaron con los del pelirosa, juró que todo se detuvo a su alrededor, y entonces todos a su alrededor desaparecieron, y él se dirigió a pasos rápidos hacia aquel pelirosa, tomando su cintura, besándolo, besando aquellos labios que hace rato que lo estaban tentando.
—¡Nam! ¡Nam!— y entonces su fantasía se deshizo, y volvió a la realidad. —Ahg, ¿Por qué sigue sin escucharme?— se dirigió ahora hacia el menor, quién solamente se encogió de hombros —¿Qué está mirando?
Y antes de que el mayor voltease hacia aquel pelirosa, se levantó.
—¿A dónde vas?— preguntó el mayor de los Kim.
—A-al baño, ya vuelo— dijo y se fue sin dejar que los otros dos pudieran responder o quejarse.
A pasos rápidos se dirigió al baño y entró rápidamente en un cubículo, agitado, y bajó la mirada hacia sus pantalones —Mierda— dijo una vez que vió el bulto en ellos, pues por el alcohol, se había puesto duro con solo imaginarse besando a aquel sensual chico.
