﹒Sinópsis﹒

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𝓤n pequeño niño se encontraba sollozando silenciosamente, en una esquina apartada del patio de su escuela primaria.

Entrecerró sus ojos mientras estos observaban la vista al frente suyo. El labio inferior de nuestro azabache favorito temblaba con rabia y enojo contenido. Sus supuestos 'amigos' le habían roto sus dibujos — aquellos que había creado con tanto cuidado, trazos bien equilibrados y tiempo dedicado.

Había invertido todo su esfuerzo en estos: segundos, minutos, horas de dedicación; todo tirado a la basura debido a una estúpida broma de mal gusto por parte de quienes consideraba que le entendían. Se sentía sumamente traicionado y lastimado. Un sabor amargo se había formado en sus glándulas salivales, ¿cómo podían torturarlo de tal forma tan cruel?

Se acomodó en el suelo mientras sus pómulos eran mojados por las frías lágrimas que caían de sus ojos. — Odiaba la primaria con toda su alma — siempre lo hizo. El maltrato por parte de sus compañeros lo había cansado tanto mentalmente, matándolo por completo. No tenía ninguna sanidad alguna.

Por otro lado, un adolescente de tan solo catorce años caminaba por la zona. Contenía sus lágrimas — ya que se rehusaba a llorar en público, siempre lo hizo — una mueca formada en su cara. De sus labios escapó un suspiro hondo, antes de ser interrumpido inesperadamente por un llanto que sorpresivamente no era el suyo.

Desvió su mirada disimuladamente para echar un corto vistazo de donde provenían tan abruptos sonidos de angustia, combinado con un inútil intento de parar. Notó al pequeño niño en una esquina, aislado completamente de todos, llorando.

Primeramente intentó ignorar la situación y seguir su camino, pero la culpabilidad lo consumió hasta el punto de tímidamente acercarse al ajeno con pasos pesados antes de interrogar al menor.

— ¿Por qué lloras? — se atrevió a preguntar, no por compasión o empatía: no, él nunca sentía eso. Fue el sentimiento que menos pudo sentir en sus cortos catorce años de vida, simplemente quería sentirse bien consigo mismo solo para no sentir culpa por ignorar al pequeño niño.

— Mis 'amigos' me rompieron los dibujos — farfulló con ojos llorosos. Observó detalladamente las pequeñas piezas de papel que contenía en sus manitos, antes de romper en llanto una vez más.

El mayor no pudo evitar el no poder empatizar con el menor, así que apenadamente solo pudo murmurar algunas que otras palabras incoherentes bajo su respiración: él no sabía cómo consolar a otra gente, menos aún a unos simples niños. Esto se debía a que él no podía empatizar ni una pizca con ellos, menos con el que se encontraba al frente suyo.

No quería ser malo, pero las duras y veraces palabras se escaparon de su boca.

— ¿Pero vos sabés que no vas a lograr nada llorando? — contestó francamente. No fue para nada piadoso, solo empeorando la situación. Nuestro azabache favorito frotó sus ojos, rojos debido a la fricción recibida por parte del pequeño.

—. . . Nunca vas a entender. A mí me costaron tiempo. Todo eso se fue a la basura — explicó en forma redundante, cruzándose de brazos. El mayor simplemente tarareó su cabeza hacia el otro lado, antes de negar lentamente.

— Aún así, ¿no crees que es un poquito inútil llorar de tal manera? Sálvate las lágrimas para después, nene. Nunca se sabe cuándo las vas a necesitar... o quién te las hará derramar. — le respondió de forma mordaz, acompañado con alguna que otra risita por parte suya. El menor lo miró atentamente, su aura una de canidez remota. Claramente no había entendido el chiste de doble sentido debido a su joven edad.

— ¿Y qué significa eso? — interrogó con un toque de ingenuidad, dejando al mayor en un silencio incómodo, ¿cómo le explicaría eso a un niño pequeño? Pensando rápido con su poco intelecto, llegó a la conclusión más obvia: la típica frase de todos los padres.

— Vas a entender cuando seas más grande, por ahora conserva esa inocencia — le respondió, dejando al pequeño niño con una fuerte intriga. Pensaba en seguir insistiendo, preguntar más y molestar al mayor, pero simplemente no lo hizo.

—. . . Déjame presentarme, me había olvidado de eso. Me llamo Alexis. Voy a esta primaria cerca de la secundaria N.6 — se presentó, señalando a la primaria que estaba al lado.

— Un gusto, Alexis. Yo me llamo William y voy a la secundaria que vos ya mencionaste. . . — respondió a la presentación,

❝﹒¿Why ? ﹐﹒︵ ( TNTduo ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora