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Ꮺ ָ࣪ prólogo 𓂃

Jeno ha sido alfa puro desde antes de siquiera pensar en nacer, pero el dilema es que no quiere serlo.

Toda su vida controló sus instintos posesivos y agresivos, usaba supresores para ocultar su aroma territorial; nunca fue posesivo y es muy divertido en su círculo social, cosa que contrasta con el estereotipo de alfa puro, serio y amargado que la sociedad ha impuesto. Para todos él es un beta más en el estrato, se ha encargado de aparentarlo muy bien, y quienes conocen la casta verdadera del joven no se atreven a contradecirlo, pues saben que un alfa puro enojado podría terminar con ellos si así lo desea.

El rizado tiene 24 años y una vida digna de envidiar; está a punto de terminar la licenciatura en administración de empresas, y actualmente desempeña un cargo importante en el negocio familiar que sus padres prácticamente le heredaron en vida, todo es fiesta y diversión para él. Sale con omegas, betas y uno que otro alfa que se atreve a seguir el coqueteo aún después de saber que es un igual y hasta superior. Jeno no se niega a las oportunidades que le brinda el destino, porque a él no le interesan las castas sino el buen rato que pueda pasar... Siempre y cuando eso no incluya marcas o dejarse llevar por sus instintos animales, porque Lee Jeno definitivamente no es esa clase de alfa.

Un 6 de julio, a las altas horas de la madrugada cuando la luna estaba más que rebosante en el cielo nocturno, Jeno regresaba de una fiesta; ha sido su propio conductor designado desde que inició a acudir a esa clase de eventos, un ser humano coherente que no consume estupefacientes para no poner su vida o la de otros en riesgo... Pero nunca contempló la irresponsabilidad de algunos, nunca pensó que un conductor alcoholizado se dirigiría de frente contra él. El BMW X5 negro en el que se transportaba salió de la carretera tratando de esquivar al otro automóvil, pero al no hacerlo con la rapidez suficiente, obtuvo un impacto en la parte trasera de su defensa. Irremediable, perdió el control del vehículo, este se volcó en la terracería de la carretera hasta que un árbol logró detenerlo.

Jeno solo escuchaba bocinas y un chillido estridente en sus oídos, todo daba vueltas y el dolor se hacía cada vez más fuerte en todas partes de su cuerpo. Todo se volvió rojo por la sangre que salía de su cuerpo y luego, de un momento a otro, se transformó en negro por la inconsciencia.

–Tenemos un beta masculino de aproximadamente 25 años, presenta contusión cerebral grave, con 4 en escala de Glasgow, hemoneumotorax y fractura expuesta del radio izquierdo. – Habló uno de los paramédicos que caminaba apresurado junto a la camilla en la que el alfa se encontraba inconsciente, cubierto de sangre y recibiendo la ayuda que no estaba sirviendo de nada.

–Preparen el quirófano, ¡de inmediato! – Ordenó el médico a una de las enfermeras. –Llamen al Dr. Seo y Dr. Lee. – Pidió mientras caminaba, o prácticamente corría, con los paramédicos a lado de aquel hombre mal herido.

–¡Está entrando en paro! – Alertó el socorrista antes de que un grupo de enfermeras llegara con el desfibrilador.