Ꮺ ָ࣪ nos salvamos 𓂃

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Pasaron dos semanas, dos infinitas semanas donde Jeno seguía en estado de coma; ya no tenía el inmovilizador de su muñeca y lo ejercitaban de vez en cuando. El paso del tiempo parecía algo sencillo para él, pero en su interior se desataban peleas constantes con su alfa para que éste no tomara el control. Cada momento que tenía a su enfermero cerca quería apoderarse de su cuerpo y cada vez se sentía más capaz de hacerlo; el lobo estaba más fuerte con el paso de los días y eso le complicaba un poco las cosas a su parte racional.

Los supresores ya no hacían su trabajo, el efecto ya estaba pasando.

Para el omega las cosas fueron un poco pesadas ya que acostumbrarse a su nueva rutina diaria era bastante agotador; entre la escuela, las prácticas del hospital, y el trabajo que realiza los fines de semana terminaba muy agotado... Todo era abrumador, pero por fortuna su familia siempre lo animaba a seguir, así que se esforzaba al máximo por rendir lo necesario, aunque eso sea más de su cien por ciento

Como siempre, se encontraba haciendo sus rondas; inició con el alfa rizado, que aunque parezca difícil de creer, se ha ganado una parte de su corazón, pero no lo tachen de loco al encariñarse de alguien con quien nunca ha hablado, el cariño está basado en las anécdotas que la madre y el padre del chico le cuentan, (porque sí, conoció al alfa Lee Donghae y es igual de agradable que su linda esposa) o la felicidad que siente cada que entra a la habitación, sin duda su vocación de enfermero se aviva con ese muchacho.

Terminando los tratamientos de Lee, se dirigió a la habitación de Johnny, otro de sus pacientes en estado crítico, estaba colocándole la medicación y acomodando sus almohadas. Otro hecho curioso que tal vez lo hace encariñarse del alfa rizado es que con otros pacientes no siente lo mismo que al cuidar de él, su pecho no se infla orgulloso por ayudarlo en lo más mínimo, o no siente ese instinto por protegerlo y cuidarlo, y es que es claro que con el alfa se sentiría así; es su primer paciente real, todo sería más importante con él.

Colocó la cabeza de Johnny en la almohada peinando sus cabellos con delicadeza hasta que la jefa de enfermeros lo interrumpió. Venía algo apresurada así que le prestó atención de inmediato.

–Hola, Nana. – Saludó con una sonrisa angustiada. –Hubo un accidente de autobús en la calle Seongsudong y tenemos muchos pacientes en urgencias, ¿podrías venir a ayudarnos? – Pidió.

–Claro, solo dime a quién atender. – Sonrió complaciente y siguió a la mujer a través del pasillo hasta la pequeña estación de enfermería.

–Mira. – De uno de los estantes sacó una tabla con algunas hojas de papel. –En la habitación 119 hay un alfa de unos 30 años, tiene una herida en la mano izquierda que requiere limpieza y sutura. – Le entregó la tabla a Jaemin. –Comienza con él y cuando termines me buscas, cielo. – El castaño asintió para alejarse y se aseguró de que sus pacientes regulares no necesitaran atención, tomó el monitor en caso de emergencias y se encaminó a la habitación 119 para atender al paciente.

Al entrar fue imposible no arrugar la nariz por un asqueroso olor a incienso que inundó sus fosas nasales; en la camilla estaba sentado un alfa corpulento, cabello rojo y ojos verdes, tenía un aspecto tenebroso y una mirada que daba miedo, sus pies colgaban por la orilla de la cama y lo miraba atento con una sonrisa que le puso los pelos de punta.

–Buen día. – Asintió como saludo y cerró la puerta. –Mi nombre es Na Jaemin y seré su enfermero. – Habló sin alejarse del portal e inició a hojear en la tabla que le dio Seungwan. –¿Puede decirme su nombre y edad?

–Claro... – Parecía estarlo escaneando con la mirada, sus ojos iban de arriba abajo por el cuerpo del omega que aún se mantenía lejos de él. –Mi nombre es Park Hajun y tengo 31 años. – Su tono era algo misterioso.                                                  

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