En el corazón del infierno, donde el eco de risas y susurros se entrelazaba, Alastor, el temido Demonio Radio, estaba en su elemento. Los altavoces resonaban con melodías de antaño, mientras él manipulaba el ambiente con su carisma. Sin embargo, en una esquina oscura de su estudio, se encontraba un nuevo desafío: Lucifer, el rey del infierno.
Lucifer siempre había sido un enigma. Con su elegante porte y mirada desafiante, su presencia era innegable. Alastor, intrigado por el poder y la astucia de Lucifer, comenzó a acercarse a él, con la intención de explorar una conexión más allá de la rivalidad.
Una noche, mientras la música llenaba el aire, Alastor decidió invitar a Lucifer a una "sesión especial". El demonio Radio preparó un escenario con luces parpadeantes y un ambiente festivo. Cuando Lucifer llegó, con su habitual desdén, no pudo evitar sentir un ligero interés.
“¿Qué tienes en mente, Alastor?” preguntó Lucifer, su voz en un suave susurro que resonaba con autoridad.
“Una colaboración, su Majestad. ¿Por qué no combinamos nuestras fuerzas? Podría ser… explosivo,” respondió Alastor, su sonrisa deslumbrante iluminando la habitación.
Lucifer arqueó una ceja. “¿Y qué ganaría yo con esto?”
“Diversión, poder y, por qué no, un poco de caos,” replicó Alastor, con un brillo travieso en sus ojos.
Intrigado, Lucifer aceptó. Así comenzó una serie de encuentros en los que los dos demonios exploraban la fusión de sus estilos. Alastor traía el ritmo frenético de su música, mientras que Lucifer añadía una elegancia oscura a cada melodía. Sus personalidades chocaban y se complementaban, creando una sinfonía única que resonaba en el infierno.
A medida que pasaba el tiempo, su relación evolucionó. Al principio, se trataba solo de una colaboración musical, pero pronto comenzaron a compartir secretos y risas. Lucifer, quien raramente se dejaba llevar, se encontró disfrutando de la compañía de Alastor, incluso con su humor mordaz.
Una noche, mientras ensayaban, Lucifer hizo una pausa.
“¿Alguna vez has pensado en lo que realmente quieres, Alastor?”Alastor, sorprendido, se detuvo.
“¿Qué quieres decir?”“Este lugar… tu música. Todo esto. ¿Es lo que realmente anhelas?”
Lucifer cuestionó, su mirada penetrante fija en él.“Anhelo el caos, la diversión, y quizás… un poco de compañía,”
respondió Alastor, una sinceridad inusual en su voz.Lucifer sonrió, una expresión que rara vez mostraba.
“Tal vez yo también.”A partir de ese momento, su conexión se profundizó. Se convirtió en un juego constante de seducción y desafío. Alastor disfrutaba de la forma en que Lucifer lo desafiaba, y Lucifer se dejaba llevar por el encantador caos que Alastor traía.
Un día, mientras se preparaban para un gran evento en el infierno, Alastor le propuso a Lucifer una idea audaz. “Hagamos una presentación que haga temblar los cimientos del infierno. Un espectáculo que nadie olvidará.”
Lucifer, siempre dispuesto a desafiar las normas, aceptó. Juntos, trabajaron incansablemente, combinando sus talentos y personalidades en un espectáculo que prometía ser legendario.
La noche del evento llegó, y la sala estaba llena de demonios ansiosos. La música estalló, y la energía se elevó. Alastor y Lucifer brillaron en el escenario, una mezcla de luz y oscuridad que cautivó a todos. El caos y el orden se entrelazaban en cada nota, y la multitud estallaba en vítores.
Al final del espectáculo, entre aplausos ensordecedores, Alastor se acercó a Lucifer. “Lo hicimos,” dijo, su voz llena de euforia.
Lucifer, con una sonrisa satisfecha, respondió: “Sí, pero esto es solo el comienzo.”
Ambos sabían que su conexión era más profunda de lo que habían imaginado. En el caos del infierno, encontraron una sinfonía única, una relación que desafiaba las normas y las expectativas.
Así, en el oscuro corazón del infierno, el vínculo entre Alastor y Lucifer se volvió inquebrantable. Juntos, desafiaron las convenciones y crearon su propia melodía en un mundo donde el caos y el orden se entrelazaban. En su danza interminable, encontraron no solo poder, sino también una conexión que resonaría a lo largo de la eternidad.
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-¡Espero que les haya gustado!
Sin más que decir, ¡adiós!(Créditos al creador del dibujo).