Se puede escuchar el sonido característico de un ferrocarril recorriendo las largas e incontables vías a gran velocidad, mientras lo rodea una niebla que complica la visibilidad para quienes viajan en los vagones.
De un momento a otro un el sonido del ferrocarril se convierte un chirrido bastante agudo y la velocidad del ferrocarril comienzo a bajar hasta que final se detuvo en una zona desconocida y solitaria.
De los vagones se abren las puertas, y las personas pueden bajar, empezando por una joven dama de 27 años, que lleva consigo a un pequeño niño de aproximadamente 5 años y una pequeña maleta. Con una mirada fija en la dama, el niño espera algo de ella; sin embargo, ella solo deja escapar un suspiro e ignora al niño antes siquiera de dar el primer paso. Se escucha la voz del maquinista desde el ferrocarril.
—Debe tener cuidado, la zona no ha sido la mejor durante los últimos meses. Solo siga el sendero y no se perderá. Suerte —dijo el maquinista sin perder tiempo. Quitó los frenos y volvió a poner en marcha la locomotora.
La dama se quedó un momento apreciando cómo la locomotora comenzaba a moverse, dando un último chirrido y perdiéndose entre la niebla.
«Bien, no hay tiempo que perder, el camino es largo», pronunció la dama, y comenzó su camino.
—¿Qué te sucede? Hay que seguir, venga —dijo mientras se detenía.
Sin embargo, aquel niño no le dirigía la mirada y se mantenía estático en su sitio con la vista fija en el suelo. La mujer, cansada de esperar, se acercó a él.
—Venga, no hay de qué temer. Solo hay que seguir el sendero y estaremos bien —dijo mientras se agachaba a la altura del niño—. ¿Es acaso que no quieres quedarte en mi casa?
—Tía Leo no me siento seguro en este lugar —exclamó mientras se escondía en el pecho de la mujer.
La dama, al ver que el niño se acurrucaba en su pecho, alzó los brazos para enrollarlo en un abrazo, pero se detuvo y dejó caer los brazos, alejándose nuevamente.
—No te preocupes, estoy aquí para llevarte a tu nuevo hogar, así que no te preocupes.
—¿Me podrías llevar de la mano? —pidió el niño antes de continuar.
—Bien, vamos —dijo y se acercó al niño para tomar su mano.
Comenzaron a caminar por el sendero establecido. El camino daba una mala vibra, con árboles de aproximadamente 30 metros de altura alrededor, con rafas de aire que mecen las hojas de los árboles de un lado a otro, con el sonido de la vida silvestre, algunos reconocibles, como el croar de las ranas y el zumbido de los mosquitos, y con el búho chuchando.
—¿Estamos cerca de casa? —preguntó el niño rodeando un charco de agua—. No me gusta el lugar.
—Solo falta un poco más, no te preocupes —dijo Leo mientras seguía el camino—. [O eso es lo que creo. Tengo tiempo sin regresar] —pensó Leo.
—¿Habrá más niños donde vamos? —preguntó el niño.
—Es probable, siempre hay niños en cualquier pueblo, aunque sean unos pocos —comentó Leo.
—¿En serio? —preguntó con un poco más de ánimo—. Espero hacer algún amigo.
—Es verdad, recuerdo que mi hermana me comentó que nunca fuiste de muchos amigos —comentó Leo—. Lo entiendo. —Y puedo entender el porqué —pensé.
Con este último pensamiento se acabó la charla y siguieron andando sin problemas después de cinco minutos. A medida que se adentraban en el bosque, la temperatura descendía y el frío se hacía cada vez más presente.
ESTÁS LEYENDO
HERMANA
Mistério / SuspenseHistoria de Suspenso/Terror sobre la vida de un pequeño niño que desde su nacimiento tiene una compañia "especial", donde se relatara su vida y sus desgracias para el y quienes lo rodean. [Primera historia que subo, gracias por leer]