x. Incubus

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La luz era escasa, a pocas penas podía visualizar sus ojos brillantes acechándome desde la oscuridad. Paciente, Cómo lobo a su presa.

Era la quinta noche que aquel ser extraño se hospedaba en mi habitación.

Nunca me asustó lo paranormal, siempre supe que el mundo astral convivía a la par de nosotros, pero esta situación empezaba a molestarme.

Se quedaba ahí, sin más. No me pedía mi alma ni me jalaba de los pies, tampoco intentaba poseerme, sin embargo, hacía algo mucho peor.

— "¿Hoy también te quedarás ahí?"

Pregunté a mi acosador infernal, y espere una respuesta, algunos segundos después supe que no habría una.

Había pasado las noches anteriores hablándole, contándole mi día y intentado que se comunique, ¡Hasta había comprado una güija! Pero nada.

Pero podría decir que somos muy buenos amigos ya.

¿Seré esquizofrénica?

Me acomodé en la cama y cerré los ojos, hasta que un sonido retumbante interrumpió mi meditación.

Empezó.

Las agujas del reloj de pared frente a mi cama marcaban las 12:00 a.m, y eso significaba que la energía de aquel ser empezaría a provocar en mi lo que ningún humano sería capaz de hacer.

El calor se vierte sobre mi piel, mis mejillas empiezan a teñirse de un rojo latente y mi entrepierna empieza a gotear.

— "Por favor.." –ruego a mi verdugo.–

Me retuerzo, no lo soporto. Mi mente empieza a nublarse y inconscientemente mis manos empiezan a deslizarse hacia mi ropa interior con desesperación, la rasgo y rápidamente comienzo a tocarme bajo la mirada de aquel ser, y eso.. solo me empeoraba.

Mi coño anhelaba otro contacto más que mis dedos, ¿y que importaba si era un demonio del mismo infierno o él padre fallecido de alguien?

Introduzco uno, dos y tres dedos en mi interior, ¿Se siente? Si. Pero no tanto como me gustaría, nada me sacia y el dolor en mi clitoris solo incrementa con el paso del tiempo, mis fluidos se resbalan por mis piernas mientras mis dedos penetran mi interior con fuerza, desde la yema hasta los nudillos y en reversa, una y otra vez hasta que pierdo por completo la cordura y grito.

— "¡Mierda, basta! ¿Vas a follarme o no? ¿Quieres mi energía? Es tuya, ¡Solo mételo!"

Me arrepentí al instante cuando por primera vez lo vi moverse.

Caminó hacía la ráfaga de luz que otorgaba mi ventana, y por fin pude confirmar mis sospechas sobre los seres del averno.

Están jodidamente buenos.

El pelo negro caía sobre su frente, rozando las pestañas de sus ojos rojos como rubíes, como la sangre, como mi coño en este maldito instante.

Sus cuernos eran semejantes a la obsidiana, este hombre era una gema andante.

Mi sorpresa fue aún mayor al notar que al parecer, en el inframundo no es común el utilizar ropa, que sociedad tan liberal y enriquecida.

Sus labios se abrieron haciéndome notar sus colmillos, se dirigió a mi y pude escuchar su voz.

— "No sabes cuanto estuve esperando a que dijeras eso.."

Oh, Dios.  (Estaría decepcionado de mi)

Su voz era grave, deseosa y sin duda suficiente para ser que mis paredes se contrajeran.

Su voz era un efecto afrodisíaco, no había nada parecido en la faz de la tierra.

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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