23- Tragedia jamaiquina

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En Canadá

Uno, dos, tres, uno, dos, tres.

Una voltereta tras otra era ejecutada con suma perfección en la lona de gimnasia por una joven que estaba entrenando, después de dar varias vueltas dio un salto más grande y aterrizó perfectamente estirada sin cometer un error, luego repitió esto varias veces más con diferentes maniobras igualmente exitosa mientras era observada por su entrenadora.

- Entrenadora: ¡Muy bien, ahora a las barras!

Pasando a las barras asimétricas la gimnasta hizo una serie de ejercicios pasando de la barra de más altura a la menor sin dificultad, así como haciendo piruetas hermosas sin dificultad. La chica pasó el resto del entrenamiento por las distintas modalidades de gimnasia artística que su gimnasio podía ofrecer, sin problemas en las anillas, el trampolín era un mero juego para ella, hacía las piruetas más complicadas con suma facilidad, y la viga era un puente con lo fácil que ejecutaba las piruetas, era capaz de mantenerse sobre sus manos todo el tiempo que hiciera falta, hacer acrobacias y dejar sus piernas separadas en un ángulo de 180º sin siquiera quejarse.

Acabado el entrenamiento la entrenadora de la joven se acercó a ella y le ofreció una toalla y una botella de agua, las cuales la chica aceptó con gusto. Esta joven tendría entorno a unos dieciséis años, era blanca y tez brillante y ojos marrones y vestía un maillot de gimnasia rosa pastel, pero lo que más destacaba era su cabello, esta chica era pelirroja, pero no con un color más naranja como otras chicas, sino de un tono rojo escarlata brillante recogido en dos coletas.

- Entrenadora: Impecable como siempre, buen trabajo Zoey.

Zoey terminó de beber agua y se secó con la toalla.

- Zoey: Gracias señorita Melnikov, pero siempre me dice eso cuando terminamos.

- Entrenadora: Jovencita en todos mis años como entrenadora nunca he visto a una jovencita con tanto talento como tú - le dijo - llevo trabajando contigo desde que tenías ocho años y aun así no quieres escucharme.

- Zoey: Por favor no empieces otra vez con eso, ya te he dicho que no me uniré al equipo olímpico un millón de veces, esto solo hago por hobby, porque me gusta la gimnasia, no para presumir - respondió.

- Entrenadora: Eso dices con cualquier cosa que haces en la que eres buena - dijo - Zoey tienes mucho talento no veo qué tiene de malo llamar un poco la atención.

- Zoey: Je, ¿qué te puedo decir?, no me gusta destacar - sonrió - tengo algunas cosas que hacer, nos vemos mañana señorita - dijo y se fue a cambiarse.

- Entrenadora: "Con lo guapa y atlética que es tendría que ser la más popular de su escuela, y sin embargo siempre está sola" - pensó mientras se iba.

Después de ponerse su ropa habitual la pelirroja se marchó del gimnasio para poder darse una ducha en su casa, mientras pensaba en lo que le dijo su entrenadora.

- Zoey: "¿Tanto destaco en las cosas que hago? - pensaba - "Nah, solo es que tengo mucho tiempo libre y lo paso practicando lo que me gusta" - se dijo - " supongo que es lo que tiene ser hija única y... no tener amigos" - su rostro se agrió.

Mientras caminaba por las oscuras calles de su ciudad Zoey escucho unos ruidos venir de un callejón por el que pasaba, de entre los cuales se oían gritos de ayuda, curiosa la pelirroja se asomó para ver qué pasaba y se encontró con unos chicos del equipo de baloncesto de su instituto molestando a una chica.

- Chica: Chicos en serio, quiero irme a casa - rogaba asustada.

- Chico 1: ¿Por qué?, si nos los estamos pasando muy bien, ¿o no chicos? - los demás asintieron.

Un drama assassinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora