Diario de una locura

1. El comienzo de todo

"5 Sentidos de Dvicio y Taburete"

Hoy es mi día, hoy me voy a comer el mundo.

Ese es el pensamiento más positivo que sale de mi mente tan pronto me levanto.

Se que puedo parecer bastante extrovertida, pero nada más lejos de mi realidad, ¡soy demasiado tímida! Mi bendito karma.

Como puedo me levanto, aún dormida pero lo intento, no me quiten el mérito. 

Una de las desventajas de vivir sola es que tengo que preparar mi propia comida y no tengo quien me cure la pereza de lavar la loza, así que es mejor darse prisa y no perder tiempo en lamentaciones.

Cuando termino con todo en la cocina, voy a bañarme y ¿por qué no? con agüita fría, para que me vayan conociendo, soy feliz con el agua fría, nadie entiende el porqué pero siempre ha sido así. Mientras estoy en la ducha, tarareo la canción de mi grupo favorito, de las mejores que han sacado, 5 sentidos, un exitazo que tiene ese deje flamenco que me eriza la piel y siempre tendrá el poder de sacarme una sonrisa, luego sigo con las de mi amor platónico, el futuro padre de mis hijos, Felipe del Toro y vean que hasta nombre de película tiene, así estoy hasta que termino mi baño, salgo tomo mi bata y voy a vestirme.

Salgo del apartamento en Madrid, pero no la ciudad española, no, un pequeño pueblo cercano a Bogotá, donde vivo hace ya cuatro años, fue el mejor lugar que pude escoger, lejos de la universidad, algunos dirán que casi vivo en el campo con las vaquitas a mi lado, nada que hacer, al final el pueblo es tranquilo como ninguno.

Mientras voy en el bus, reviso mis redes, primero whatsapp, donde saludo en el club de fans de lectores donde pertenezco, mis amigas que conocí gracias a los conciertos y luego a mis papás. Después me voy a Instagram donde veo las stories de todos los famosos, pero en especial las de mi Felipe ¡Dios mío, debería ser pecado ser tan sexy!

Despierto de mi ensoñación y sigo revisando lo demás. Un día de estos tal vez me animo y sí le escribo a Felipe, la vergüenza no me lo va a impedir, al fin y al cabo puede que ni siquiera lea mis mensajes. Definitivamente ya no tenía remedio.

Llegué a la parada del bus que justo estaba al frente de la universidad, me bajé y rapidito a buscar el salón, porque si algo me molestaba era llegar tarde. Estuve todo el día en la universidad, me encantaba mi carrera, amaba esto del turismo y los hoteles, pero siempre sentía que entre las clases y las visitas a la biblioteca para hacer tareas y adelantar trabajos se me iba el tiempo de las manos. 

Cuando ya eran más de las cuatro, salí de la universidad y me fui a mi hogar, para seguir fantaseando y descansar viendo televisión.

Cuando llegué no pude evitar la idea de botar mis zapatos a la nada, no mentiras, solo que odiaba tener zapatos en casa, era mejor andar en mis cómodas babuchas, hoy había sido un día extenuante, no había parado y estuve a nada de dormirme en la biblioteca. 

Preparé algo ligero de comer pues acostumbraba a comer mas bien temprano, no era la típica chica que se la pasa a dieta, pero Dios me había dotado con curvas y poco sobrante, así que comí una ensalada y me acosté en el sofá a ver algunas de las series que me encantaban.

En algún punto de la noche, me aburrí un poco y por ende, estuve revisando mis redes sociales, hasta que en vi que en Instagram, mi Felipe había puesto una historia de él cantando su ultimo éxito a capela, esa voz siempre lograba que se me erizara la piel, me encantaba este hombre, hoy por primera vez en todo el tiempo que lo conocía decidí responderle, me había decidido, igual y nunca veía mi respuesta y mucho menos me respondía, hoy si era mi día, hoy si me comería al mundo, aunque luego me muriera de vergüenza, pero qué era lo peor que podía pasar.

<<Hola! Me encanta tu voz, tus canciones son espectaculares!!!>>

Por Dios, parecía una niña chiquita, una fan enamorada, estaba loca, pero antes de que pudiera arrepentirme le dí enviar, sin saber que ese era el comienzo de todo...