2. Primer intercambio

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"Primera vez de Dvicio"

En algún punto de la noche, me desperté asustada, estaba en una posición incomoda, me había quedado dormida en el sofá, qué loca, mañana tendría un dolor de espalda monumental. Cuando me levanté para ir a la habitación a dormir bien, revisé mi celular, ahí fue cuando encontré la causa de mi susto, nada mas y nada menos que un mensaje en Instagram.

Ahí si que me volví loca, estaba emocionada, pero me tome un momento para calmarme antes de revisar mi cuenta, obviamente podía ser cualquier persona.

Abrí la aplicación y vi que tenía la notificación de mensaje nuevo activa, estaba feliz y sentía que iba a ser algo muy muy bueno, así que decidí abrir la aplicación y ¡pum! el mensaje era nada mas y nada menos que de mi amor platónico, jamás espere que lo viera o siquiera se tomara el tiempo de leerlo; así que rápidamente abrí el mensaje y me emocioné, cuando vi que era un corazón y un mensajito que decía mil gracias, bella. Me emocioné tanto que casi salgo corriendo, aunque sé perfectamente que parezco una niña chiquita, esta emoción no me la quitaba nadie.

Ya recuperada de mi pequeño arranque emocional, salí de la aplicación y bloquee el teléfono, tenía que madrugar y sabía que si me permitía quedarme otro ratico mirando fotos y vídeos, jamás me acostaría y mañana tendría unas ojeras hasta la china, así que aunque mi mente era un hervidero de emociones, me acosté y traté de dormir pero sin dejar de obviar el detalle de la hermosa sonrisa en mi cara.

Al día siguiente me levanté muy temprano y como era costumbre en mi, prendí el radio y busqué una emisora que diera buena música y la hora, porque no podía permitirme llegar tarde, era una costumbre casi militar el levantarme muy temprano y llegar igual de temprano. 

Como todos los días empecé a preparar mi desayuno, organicé el pequeño desorden que acumulé y fui a bañarme, cuando salí me paré frente a mi closet y me puse la ropa interior y así estuve escogiendo la ropa del día; hoy pintaba caluroso, así que me puse un bonito vestido de flores y un saco delgadito, mis preferidos, mis baletas nude y me peiné. Era de lo mas normalita.

Salí del apartamento y fui hasta el parqueadero por el carro, era por lo general descomplicada y prefería usar el servicio de transporte publico, daba igual con trancones, pero hoy iba a ir después del trabajo a visitar a mis padres, usualmente estudiaba en las mañanas y en las tardes iba a la tienda de ropa de mi amiga, donde trabajaba como vendedora, el local era de ambiente muy hippie y relajado, así que ella no ponía objeciones por mi vestuario. Jamás había sido de las que suben muchas fotos ni nada por el estilo, pero ese día me sentía particularmente linda, por lo que me ubique cerca al parque del conjunto donde vivía y me tome una foto; todo me estaba ayudando, la luz del sol, mi cámara, mi cabello, todo se unió para sacar una foto al natural de la cual me sentía orgullosa, así que la subí a mi Instagram y seguí mi camino.

Como raro el tráfico no estaba muy por la labor conmigo, porque estaba horrible entrar a Bogotá, pero ni modo, con calma y a seguir, ya no podía dar vuelta atrás. Cuando llegué a la universidad, todavía llevaba conmigo algo del positivismo de esta mañana, por lo que fui al salón sonriendo, hoy podía con todo.

Estaba ya en la puerta, cuando sonó mi celular, era una notificación, por lo que aprovechando que no había llegado el profesor, lo revisé y ¡sorpresa! era una notificación de Instagram, nunca en mi vida me había sentido tan nerviosa por un par de notificaciones, pero metiéndole energía al asunto, revisé la aplicación y me llevé la mayor sorpresa cuando Felipe, el cantante español, le dio me gusta a la foto y aparte de eso, respondió a mi historia.

<<Eres muy bonita. ;)>>

Casi me infarto cuando vi eso, pero no tuve tiempo de responder, por que llegó el profesor matando así cualquier intento de respuesta y como raro, era de los que exigía que apagáramos los teléfonos o por lo menos que los mantuviéramos guardados y en silencio. Así se me pasó la clase y sin darme cuenta ya había acabado e iba en camino al trabajo.

Llegué al centro comercial donde estaba la tienda y empecé a trabajar, Ginna y yo éramos la eficiencia personalizada, porque codo a codo trabajábamos todo el tiempo y nos cuidábamos las espaldas como ninguna, era mi mejor amiga y mi jefa. Mi jornada como siempre pasó volando entre risas y clientes, hoy era uno de esos días en que no paramos, ni siquiera pudimos almorzar en condiciones. 

A eso de las 5 llegó Daniel, el dueño de una tienda de tecnología que estaba a dos locales, siempre nos ha cuidado como nadie y secretamente sospecho que le gusto, pero por ahora quiero seguir haciéndome la loca para que esto no se vuelva extraño.

-Annie, Ginna, les traigo algo para que coman, vi que no salieron.

-Eres un sol -le dice mi amiga.

-Estas muy linda hoy Annie. -Tenia una capacidad de sonrojarme por todo increíble.

-Gracias. -Respondí algo tímida. Daniel, se acercó a mi y me dio un beso, se demoró mas de lo normal y me tomó de la cintura.

Un carraspeo hizo que se separara de mi. -Parejita, por favor respeten. Este es un espacio sagrado y no quiero que los clientes piensen lo que no es.

-Querida Ginna, aquí no pasa nada, así que no te estamos irrespetando el espacio sagrado. -Le dijo Daniel.

Todos soltamos una carcajada y el ambiente rápidamente se llenó de esa familiaridad que teníamos los tres, estuvimos así un rato mas, hasta que les dije que iba hacia donde mis padres y no podía salir tarde de allí.

Cuando salí de la tienda, me fui al parqueadero y estando en el carro, volví a pensar en el mensaje de Felipe; le respondí: <<Gracias, tu también eres muy atractivo y talentoso>>

Mi sorpresa fue mayor, cuando a los pocos segundos, me respondió << ;) >>

Al momento una notificación se activo y cuando miré de que se trataba, casi suelto un grito. Felipe del Toro ha empezado a seguirte

Diario de una locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora