Lily y James Potter (las memorias de un amor infinito)

LAS VACACIONES

Sirius

Entiendo que no quieras pasar el resto de las vacaciones con tu familia, supongo que deben estar insoportables, he hablado acerca de eso con mis papás y han aceptado que vengas a quedarte a mi casa lo que queda de las vacaciones, así que puedes venir cuando quieras, tengo que mostrarte algo fantástico que nos ayudara a escaparnos de la sala común en la noche, espero tu respuesta con la hora y el día en el que vas a llegar para estar esperándote.

Pon este escudo de Gryffindor en tu pared con el hechizo que estuvimos practicando antes de volver a casa, así nadie podrá quitarlo nunca, muestra que eres un Gryffindor de corazón, te mando estos chocolates muggles que encontré en Suiza, los muggles dicen que allí hacen el mejor chocolate, no se compara con una buena rana, pero está bastante bueno.

Espero verte pronto James.

Sirius ya había leído la carta por tercera vez, le encantaba la idea de pasar el resto del verano con James, y seguro sus padres lo iban a dejar ir cuando quisiera, James era un sangre pura, como decían ellos así que no existiría ningún problema, mañana mismo les diría a sus padres y se iría con James.

Lily se encontraba en su habitación llorando, ese verano había sido horrible para ella, Su hermana Petunia, le dirigía la palabra en raras ocasiones, y en esas ocasiones siempre la trataba como si fuera un bicho raro del cual avergonzarse, sus padres habían estado muy felices tras recogerla y le habían pedido que les contara todo acerca del año que había pasado, pero eso solo había hecho que su hermana Tuney, como ella la llamaba se pusiera más furiosa. A pesar de eso Lily le contó a sus padres, todo lo que ya les había dicho en las cartas.

Lily les habló acerca de las cuatro casas de Hogwarts: Ravenclaw, Hufflepuff, Slytherin y Gryffindor, les contó acerca del sombrero seleccionador como había hablado en su mente y había dicho que tenía potencial para Gryffindor, debido a su valor y a su lealtad hacia las personas, le había dicho que con Gryffindor la grandeza era lo que la esperaba, y que su amigo Severus había ido a Slytherin, les hablo acerca de algunos otros que pertenecían a esa casa pero que eran crueles y malvados y parecía no importarles sobre quienes tuvieran que pasar siempre que obtuvieran lo que aspiraban, les hablo acerca de la gentileza y nobleza de los hufflepuff y la gran inteligencia y sabiduría de los Ravenclaw, les hablo acerca de los terrenos del colegio, acerca de las clases y los hechizos que había aprendido durante todo el año, les hablo sobre lo feas que eran las clases de vuelo; Y por último les hablo acerca de James Potter y Sirius Black y lo molestos y arrogantes que eran.

- Cariño haz un hechizo, haz magia, muéstranos lo que has aprendido. Pidió su madre

- No puedo, las reglas de la escuela prohíben que hagamos magia por fuera de la escuela, por razones de seguridad.

- De seguro no has aprendido nada y todo lo que nos has dicho son mentiras.

- No, no son mentiras Tuney, que cosas dices, no puedo hacer magia porque si hago magia por fuera de la escuela me pueden expulsar, pero les traje unos dulces que pude comprar en el tren de regreso a casa, son ranas de chocolate dijo Lily mientras sacaba cuatro cajitas de ranas de chocolate. – Dentro hay unas ranas de chocolate, hechizadas para que puedan saltar solo tienen un salto, pero toca estar pendiente de que no salten lejos porque si lo hacen no podrán comerlas, también se encuentran unos cromos de algún personaje mágico, como Merlín, y viene y va del cromo a veces esta y a veces no.

La señora Evans fue la primera en abrir la cajita de donde salto la rana directo a su mano, y tras el salto se la llevó a la boca, luego de eso fue el señor Evans el que abrió su caja y la rana le salto en la cabeza a Petunia a quien esto le desagradó muchísimo, pero sus padres no podían parar de reír, el señor Evans se acercó y le quitó la rana de la cabeza para luego metérsela a la boca.