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Dejando aquellas páginas de pergaminos históricos entrelazadas con su apertura que le habían permitido visualizar los vocablos en anterioridad, fijó su mirada hacia aquella pequeña golondrina que elevaba el vuelo con una libertad eufórica. Sus pensamientos lejanos en esos instantes, prefería relajarse a veces mientras estaba sentado al lado de la ventana de su sótano, en aquel escritorio que tantas horas de trabajo y estudio han presenciado. Hoy llegaba un cambio para su vida, un tanto brusco pero necesario para la tranquilidad de su hermana. Aquel joven llamado Jimin, con el que jamás interactuó, sería ahora parte de su responsabilidad y día a día. A Jungkook ahora mismo lo que más le preocupaba era el misterio que era la personalidad de aquel chico, pues sería frustrante para él que este no fuera más que una molestia.

Entre tanta tranquilidad, se quebró aquel equilibrio que mantenía su mente en calma, pues su vista captó los movimientos que habían frente a su hogar. La camioneta de colores intercalados entre platinado y blanco de su hermana estaba estacionada. Pero aún así, el joven Jeon no ejerció ni un movimiento. Miró fijamente aquellos cabellos rubios del chico que salía del auto con una expresión neutral. Ver que no había ningún tipo de detalle relevante en cuestiones fastidiosas de parte del chico, proporcionó alivio a su mente. Ahora sí, se dispuso a ejecutar su salida del sótano, para así bajar las escaleras hacia la sala de estar.

Al abrir aquella puerta, con la seguridad de un hombre decidido pero con la incomodidad de un pequeño niño al que le han violado su espacio personal, Jungkook se enfrentó a la presencia de su hermana que al instante de verlo le apretó las mejillas de una manera un tanto infantil.

⸺¡Que gusto me da verte!

Exclamaba aquella adulta que ante el pelinegro no podía hacer más que adularlo y darle una especie de cariño, todo por el hecho de ser agradecida. Aunque ya Jungkook conocía bien aquellas formas de comprar sus favores y bondades.

⸺Ni lo intentes, planeo hacer que me pagues el favor comprándome más pinceles para mi colección.

Al instante en que salieron aquellas cortantes palabras de los labios del joven pelinegro la mujer suspiró frustrada y alejó sus manos de aquella piel suave, obteniendo una expresión de fastidio.

⸺A veces creo que eres demasiado abusivo.

El contrario alzó una ceja para decir algo pero de momento Min-hye volteó recordando algo que le había faltado por hacer, pero antes, Jungkook los invitó a pasar, moviendose con ellos hacia la sala de estar, sin poder ver aún el rostro de aquel chico cuyos cabellos rubios sobresaltaban, pues este iba detrás de Min-hye, como un poyuelo detrás de su madre.

⸺Bien, los presentaré. Jungkook, él es Jimin...

Al fin pudo detallar aquel rostro una vez tomaron asiento, Jungkook se sorprendió al verlo, nunca había visualizado un rostro tan delicado y suave ante la vista. De manera crítica se cruzó de brazos y ladeó la cabeza. Pues en su mente juzgaba siempre a todos y en especial este chico le parecía lo contrario a lo que aparentaba, debido a la expresión que llevaba en sus angelicales fracciones. Pues el de baja estatura mantenía su ceño fruncido, su seriedad era tan contradictoria a su dulce físico, que hizo que el adulto se sintiera interesado de una manera curiosa. Ya al parecer había encontrado algo por descubrir.

⸺Un placer, Jimin. Mi nombre es Jungkook, no hemos tenido oportunidad de conocernos antes porque sinceramente nunca he tenido interés en tí, pero espero que nos llevemos bien.

La fémina del grupo se vió bastante sorprendida, pues ella conocía la honestidad de su hermano, pero pensó que aún le quedaba algo de sentido común como para decir algo así de la nada y dándole todas las razones a Jimin para que este pensara que era una carga para él, lo cual era cierto pero tampoco debía ser tan directo.

Unlimited ▯𝙆𝜪𝜪𝙆𝜧𝜤𝜨 ホDonde viven las historias. Descúbrelo ahora