Espérame

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Karma no atendía mis llamadas. 

Nada más llegar a casa, me encerré en mi habitación, y intenté llamar a Karma unas diez veces. Pero nada... ¿Realmente estaba bien? ¿Y si había salido herido de la pelea? Conociéndole, era muy extraño el que desapareciese así sin decirme nada al respecto. Desgraciadamente no podía hacerle una visita... Pues aunque éramos buenos amigos, aunque habíamos quedado más de una vez, jamás habíamos ido a la casa del otro. Si tan solo supiese donde vive exactamente... 

- Debería haberle preguntado por su dirección cuando tuve la oportunidad... - Suspiré tecleando en mi celular tumbado en la cama. - ¿Estarás bien... Karma-kun? 

Estaba totalmente a oscuras, a excepción del brillo de la pantalla del teléfono que alumbraba mi rostro de manera algo molesta. Simplemente trataba de buscar por Internet alguna página o red social donde Karma pudiese tener los datos de su dirección.

- Nagisa, la cena. - Mi madre abrió la puerta, y la luz del pasillo entró en mi cuarto que más bien parecía la cueva de un ermitaño. Apagué el celular, para dejarlo encima de la cama. Con mi puño frote un poco mis ojos, cansados por la luz de aquella pequeña pero demasiado iluminada pantalla. Sería mejor que bajase cuanto antes, si la comida se enfría, mi madre suele ponerse de malhumor...

Bajé para ir al comedor junto a ella, como siempre agradecimos la comida y comenzamos a comer. Totalmente en silencio...

Y así mi preciosa vida en familia. 

- Entonces... ¿Cuándo te darán tus calificaciones?

La miré con la boca llena de comida, pero sin pronunciar sonido alguno.

- Me refiero... La evaluación es ya mismo, ¿no? - Recalcó con un tono tranquilo y a la vez serio. - ¿Sabes cuándo te las dan?

Negué tragando, mientras bebía un poco.

Pude ver como apoyaba el codo en la mesa, dejando caer su cabeza en la palma de la mano del mismo brazo. - Nagisa, alguna vez he ojeado los resultados de alguno de tus exámenes anteriores... Y parece ser que no te va muy bien.

- Yo... - Pronuncié con timidez.

- ¿Sabes lo que te pasará, no?

- Voy a acabar en la clase E...

No dijo nada, escuché como comía un poco más.

- Bueno, al menos te servirá para aprender la lección por ser tan distraído. - Sonaba a regaño, pero sin embargo, no estaba perdiendo el control como otras veces.

Tal vez estaba pensando que, aunque cayese en ese aula, aún había esperanza en volver a integrarme en otra de las clases normales del centro. Sí, seguramente estaba pensando eso...

- Seguro que aprenderé la lección, mamá.

Fue cuando me acordé de que Karma se quejaba en ocasiones sobre que siempre le daba la razón a ella. Pero, ¿qué opción tenía? En una situación tan lamentable... Era un milagro el que no hubiese entrado en furia.

A la mañana siguiente al ir a clases el disgusto era evidente en mí. Pues sabía que lo más seguro es que Karma no estuviese allí como los demás días, así que me sentía solo. Aún sabiendo eso, a la hora del recreo como siempre decidí subir a la azotea, llevándome la sorpresa de que la puerta estaba entre abierta...

¿¡Karma?!

Cuando entré con total entusiasmo, me llevé una muy incómoda sorpresa...

- Ah... 

[Ansatsu Kyoshitsu] El amor puede matar {Karma x Nagisa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora