3. Coincidencias

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Olivia

Mis ojos siguen la dirección hacia donde el chico se dirige, hasta que esté logra por fin desaparecer de mi visión.

Mi corazón aún late con fuerza, es como si estuviera a punto de darme un paro cardíaco, mis dedos tocan discretamente mis labios y a mi mente viene el recuerdo del beso que el extraño me había robado minutos atrás.

¿Que diablos acaba de suceder?

¿Está loco?

¿Por qué demonios me beso?

Mi cerebro aún sigue procesando lo que acaba de ocurrir. No es para nada normal que un extraño se te acerque, te tome de la muñeca, para que al final caigas en sus brazos como un simple costal de papas.

Todo esto era muy raro y confuso. Jamás en mi vida creí que estás cosas podrían pasarme a mi, a mi con un completo extraño, con un chico que apenas y conozco de nada, con un loco que me tomo como si fuera lo primero que vio y me planto un beso, en medio de la maldita calle de esta ciudad.

Vaya suerte que tienes Olivia.

Todavía puedo sentir lo suave de sus labios y lo cálido que se sentía junto a los míos, sus hoyuelos llamaron mi atención ante la incipiente sonrisa traviesa que me regaló y el leve sonrojo de sus mejillas al robarme un beso.

Trago en seco. No debería sentir estás emociones, aunque bueno, en mi caso debe ser completamente normal, ya que hace tiempo que nadie me besa y mucho menos de una forma tan sorpresiva.

Seguramente es por eso que tengo estás reacciones.

Una sonrisa bobalicona se dibuja en mis labios, el chico era adorable y algo idiota. Mira que besar a la primera persona que se le atraviesa en el camino era algo muy estúpido de su parte.

Definitivamente se escapó del psiquiátrico.

Eso explica lo imbécil que es.

Mi cuerpo se tensa de inmediato en cuanto siento una mano sobre mi hombro, mi sonrisa se esfuma y todos mis sentidos se ponen en alerta.

Que no sea otro loco por favor...

No más besos sorpresivos hoy

Plissss...

—Señorita —al escuchar el tono de voz femenino me relajo.

Giro sobre mis talones y al ver a la chica castaña que tengo frente a mi le regaló una sonrisa de boca cerrada.

—¿Si?

—¿Este es tu teléfono?

—¿Qué?

—¿Este teléfono es tuyo? — mis ojos caen sobre el objeto que tiene en sus manos —Estaba tirado a un lado tuyo, así que supuse que eras la dueña.

Tomo el teléfono y le regaló una sonrisa genuina a la chica.

—Gracias — la chica me sonríe para después darse la vuelta y seguir su camino.

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⏰ Última actualización: Aug 21 ⏰

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