IV. El plan

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Suguru's pov

El dolor en mi cabeza no dejaba que continuara durmiendo. La luz que llegaba desde la ventana de mi habitación me hace sentir aún peor pese a que ni siquiera he abierto los ojos. El aire de la mañana entra provocando que me mareé incluso estando aún recostado.

Decido no moverme, encontrando la manera perfecta para no sentir incomodidad alguna; y cuando parecía que iba a tener un gran momento de tranquilidad, la puerta de mi habitación se abre de la nada.

—¡Buenos días Suguru, es hora de levantarse! —la odiosa voz de Satoru me hace gruñir de molestia y tomó mi almohada poniéndola sobre mis oídos dándole la espalda—. Aunque realmente ya son las 15:00 p.m. —escucho más pasos e intuyo que hay alguien con él.

—Basta Satoru, probablemente tiene una jaqueca terrible, baja la voz —y como si Shoko le hubiera dicho que adoro el ruido en este momento, Satoru continúa hablando.

—¿De qué hablas? ¡Si está completamente bien! —el colchón se hunde del lado de mi espalda y la presión del cuerpo de él contra el mío se siente más molesto de lo normal.

—Quítate de encima —le hablo con molestia—. Créeme que no es precisamente el mejor momento.

—Bueno, bueno, como quieras —dejo de sentir el peso de Satoru sobre mí y quito la almohada de mis oídos rodando sobre mi propio cuerpo hacia ellos.

Shoko estaba haciendo algo en la "cocina" que hay en la habitación y con eso me refiero a una mini barra que separa una parte del dormitorio.

Suguru está sentado en mi escritorio viendo que hay en él, revolviendo cosas que claramente estaban ordenadas, pero no tengo las fuerzas ni las ganas para decirle algo.

—¿Qué sucedió ayer? —pregunto frotando mis manos contra mis ojos por unos segundos.

—Nada, sólo debiste sin control después de decir que no lo harías; besaste a algunas chicas, nada serio, realmente fueron migajas, pero justo por ellos te buscaban más hasta que una de ellas te dio una bofetada y luego casi le presentas el sándwich de pavo que comimos en la tarde así que corriste al baño y vomitaste —eso explicaba un poco la sensación áspera de mi garganta y el sabor horrible de mi boca—; te perdiste un rato, te encontré, luego encontraste a una chica que resulta que era Eve y se te cayó la boca después de descubrirlo...

—¿Eve? —pregunto interrumpiendo su hablar.

—Sí, Eve, ¿puedo terminar? Gracias —me siento lentamente sobre mi cama para mirar a Satoru—. La viste, la seguiste, pero el indeseable de Naoya se te atravesó en el camino, y al final la encontraste y...

—Y luego vi que era ella, la seguí después de ver que iba a otra parte, Naoya hizo estupideces y al final terminamos afuera de la fiesta hablando con ella —respondo rápidamente recordando todo lo que sucedió.

—En resumen, sí, eso pasó —se encoge de hombros volviendo a husmear entre mis cosas.

—¿Quién es Eve y por qué la mencionan tanto desde hace días?

Recuerdo que Shoko está aquí así que giro a verla, viene hacia mí con dos vasos en las manos, se detiene frente a mi y me extiende el primero.

—¿Qué rayos es esto? —pregunto después de olerlo.

—Solo pásalo sin oler, te hará sentir mejor —responde dejando el otro vaso en la mesita de noche junto a mi cama con una pastilla yendo a algún lado de la habitación.

—Dios, se lo va a tomar —dice Satoru con asco, lo miró con muy mala cara y sin dejar de verlo, tomo el menjurge.

—¡Dios, que asco! —intento quitarme el sabor de la lengua con el agua pero parece que es peor.

Alguien como tú || Suguru Geto ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora