Entre la realidad y la fantasía existe un abismo enorme, pero esta historia trata de juntar ambas cualidades para dar paso a una historia enfocada en un mundo de fantasía encabezado por la realeza y la nobleza contada de una historia personal.
Mallo...
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Vivir en un palacio, pero pasar parte de mi vida encerrada en la sala de estudio se ha convertido en mi tortura. Kaleff lleva más de 4 horas leyendo un libro de modales, mientras yo camino por la sala tratando de mantener una buena postura para evitar que los libros sobre mi cabeza caigan al suelo.
-Mirada al frente Mallory, una futura regente siempre debe tener la cabeza y mirada en alto- Tome un gran suspiro y acate las ordenes de mi consejero, alce la vista y me concentré en el final de la sala, seguí mi andar por el lugar y poco a poco me fui desconectando del mundo, ya no escuche la voz de Kaleff y deje de sentir los libros sobre mi cabeza, mi imaginación me llevo a donde yo quería estar y eso era mi coronación, es mi sueño desde que tenía 5 años y ahora estaba a pocos años de convertirme en reina, me centre tanto en mi imaginación que solo pude volver en sí cuando oí la voz preocupada de Kaleff.
-Tonta, deberías dejar de soñar despierta- De su bolsillo sacó un pañuelo y se hinco en el suelo para colocarlo en mi nariz sangrante.
-No me digas tonta, solo me distraje. Y no estaba soñando-Alegue mientras nos paramos del suelo, Kaleff me miró con desgana y soltó un suspiro, él no solo era mi consejero también era mi mejor amigo desde la infancia, me conocía también que me era imposible poder mentirle
-¿Otra vez soñando con tu coronación?- Asentí con la cabeza mientras tiraba el pañuelo a la basura- Mallory todo llegará a su tiempo no apresures tus tiempos, mejor disfruta tu proceso como princesa. Ser reina consumirá tu tiempo y ya no tendrás tiempo para hacer lo que haces siendo princesa-Esa siempre era la discusión entre Kaleff y yo, no le era de agrado que yo quisiera adelantar mis procesos, prefería que disfrutará mi presente y luego preocuparme por él futuro. Muy en el fondo sabía que él tenía la razón pero me encantaba sacarlo de quicio una que otra vez.
-Te prometo que la próxima tutoría daré lo mejor de mí, pero por favor vamos a descansar llevo más de cuatro horas escuchando reglas y reglas que ya solo estoy escuchando bla bla- La mirada frustrada de mi mejor amigo, mostraba su desagrado por mis palabras.
-Eres un caso perdido Mallory le diré al rey que te busque un maestro personal, porque si yo te sigo instruyendo me vas a envejecer antes de que pueda alcanzar la plenitud de mi juventud- Me acerque con sigilo y lo abrace por la espalda, sus ojos azules me observaron con incredulidad.
-Perdón Kaleff, créeme que si valoro el tiempo de tutorías. Es solo que, ya llevamos muchas horas con lo mismo- Mis palabras funcionaron, el cuerpo rígido de Kaleff se relajó por completo
-Lo sé, mis palabras tampoco son muy ciertas, simplemente quería ver tu reacción y ya ví que no puede vivir sin mí y solo me queda quedarme a su lado hasta el día de su muerte - Ambos soltamos una pequeña risilla para liberar la tensión del ambiente, Kaleff se separó de mi abrazo y se dió la vuelta para mirarme, pasó una mano por su cabello castaño haciendo que se despeine, dándole un aire más relajado, parecía querer decir algo más, pero no le fue posible. Aby entró a la sala para avisarnos que mis hermanos ya estaban llegando para la reunión familiar, miré a mi cómplice y él solo me dedicó una sonrisa mientras me hacía una reverencia para salir de la sala dejándome a solas con Katy.
