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Me encontraba en mi cuarto, recostado en mí casa, mirando a la nada misma, aburrido, cómo casi siempre. Pondría jugar tranquilamente en mi computadora, pero sabía que en algún momento se me había a ser aburrido. También, está Connor, y pensé en ir a su habitación, aunque no fue necesario pensarlo tanto, ya que parece que lo manifesté porque rápidamente entró a mí cuarto, sin ni siquiera tocar la puerta.
- Pareces demasiado depresivo con esa cara.- bromeó.
- Gracias por decir un "Hola", "Buenas tardes".- respondí.
- ¿Qué te pasó ahora? ¿Es Mei? - preguntó mi gemelo.
Mei, hablando de Mei. Estaba pensando en ella, antes que me agarré todo ese aburrimiento. En realidad, pensando en nosotros, en mis sentimientos hacia ella, ¿Cómo le confieso que me vuelvo loco por ella? ¿Cómo le explico que solo es ella aunque parece que no se dan cuenta? Tampoco puedo tragarme mis sentimientos, porque el cierto punto me va a hacer mal, demasiado para mí gusto.
- Más o menos.- respondí, sin mirar a mi hermano.
Él suspiro.
- A ver, ¿Te enojaste y la cagaste?
-¿Por qué pensás que siempre soy yo? Aunque no lo creas, cuando una chica me gusta me controlo en mis actitudes que pueden molestar.- hablé.
Y si, cuando estoy con mi familia y me enojo soy una persona, que a veces ni siquiera me conozco. Cuando estoy con amigos y me enojo, soy otra persona diferente, completamente, y para peor. Pero... Con Mei, que es una amiga, no puedo enojarme con ella, y si lo hiciera, no podría tratarla mal, como lo hago inconsistentemente con otras personas. Con ella es diferente, bastante diferente.
- A ver, ¿Qué querés hacer con ella?- preguntó Connor.
- Quiero... Confesar mis sentimientos hacia ella.
- Así que... ¿Te gusta?
- Connor, ¿No te das cuenta?- pregunté poniendo los ojos en blanco.
- Obviamente que si, solo que disfruto que estés perdidamente enamorado de una de tus mejores amigas.
Exacto. Ese es el problema, somos amigos.
- ¿Y a quién se supone que le vas a contar todo lo que tenés para decirle?- preguntó connor.- Supongo que a ella no.
