CAPITULO DOS: HIJO DEL CORAZÓN

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Bien, Mihawk pensó que sería fácil mandar a dormir a cuatro niños, niños.... Niños que seguramente tenían traumas y que no tuvieron una infancia feliz y que ahora lloraban como si no existiera un mañana. Si bien era molestó eso no significa que Mihawk seria un idiota y dejaría sufrir a los cuatro niños que seguramente no dudarían en buscar consuelo fuera del castillo o pedir que un adulto los consuele.

Mihawk no era exactamente esa persona y aún así se esforzó en entrar a la habitación y mirar a los cuatro niños con sus ojos dorados cuál halcón y la verdad era que solo asustaría más pero no fué asi, el pequeño oso que estaba sollozando como un niño humano extendió sus patitas peludas en busca de un abrazo que claramente el pelinegro dudaba en dar pero como las lágrimas del pequeño oso aumentaban no tuvo otra opción más que acercarse y cargarlo entre sus brazos.

Al principio se sintió extraño porque no era parte de él ser cariño y solo acunó en sus brazos a Bepo terminando por tararear una pequeña canción que escuchó en alguna de las tantas islas que piso haciendo que los otros niños se acercarán a él y también terminarán por estirar sus pequeñas extremidades.

Claramente Mihawk no los cargo y no le quedó más que sentarse al filo de la cama y esperar que los otros tres esten cerca de él. Con un suspiro y los pensamientos de como matar a Sengoku limpio las lágrimas que caían de las mejillas del oso polar y después en cada niño, en especial de quién tenía los ojos dorados y la piel con vitíligo.

Era claro del porque tenia aquella enfermedad, si bien la carta no redactaba a detalle era suficiente para que Mihawk sacara sus propias conclusiones que no estaban lejos de la realidad y termine por sonreír levemente. El niño habia pasado por mucho y que se levantará a estas horas con las mejillas mojadas era normal, aparte no tuvo una buena imprecion una vez que puso un pie en Kuraigana.

Y tal vez lo que estaba por hacer sea del agradó, o tal vez no de los niños terminó por acostarse en la cama sin dejar escapar al osito blanco de sus brazos, si los otros se unía, Mihawk encontraría la forma de darles afecto y hacerlos dormir hasta horas más tardé.

── Hijo del corazón ── si bien los niños no eran de su sangre propia y mucho menos por voluntad la adopción no podía ser tan tacaño con sus palabras que terminó por cantar la canción ── Deja ya de llorar, junto a ti yo voy a estar y nunca más te han de hacer mal.

No era el mejor cantante, su voz era tan fria como un cadáver, sin embargo, no dudo en acariciar la cabeza de Bepo en lo que recordaba las letras de la canción.

── Tus ojitos de luz, el llanto ha de nublar, ven aquí mi dulce amor, nadie nos ha de separar ── Mihawk dudaba si estaba haciendo bien si no fuera por que ya no solo tenia en sus brazos al osito polar si no también a Pingui y Shachi recostados en sus piernas, casi aferrándose a su pantalón ── Hijo mío, mi amor, no me importa el sufrir , como un sol tú me das luz....

── ¿T-tú no te piensas ir? ── la pregunta del nieto de Sengoku rompió un poco el corazón del espadachín y haciendo un poco de espacio invito a Law a unirse en silencio.

Law no dudo y se acostó en el brazo libre y escondió su rostro en el hombro del mayor, casi temblando y queriendo llamar en silencio a Corazón.

── Y das calor a mi vivir, ven mi amor, ven mi amor ── Bepo, Shachi y Pingui estaban más que dormidos y con lágrimas secas en sus mejillas mientras el mayor de los cuatro seguía sollozando y aferrándose, Mihawk no pudo mantener su mascara fría y beso la frente de Law ── No me pienso ir mi amor, junto a ti yo voy a estar y nadie nos ha de separar.

Si bien su respuesta fue como la canción la verdad era que no, no podía dejar ir a estos cuatro niños, por mucho que mañana Sengoku venga o mande a traer almirantes, Mihawk no dejaría ir a estos tres pequeñines.

De alguna manera, en cuestión de segundos, terminaron por meterse debajo de su piel, no se quería imaginar como serian los demás días si esta era la primera noche que los tenía bajo su protección.

Y el cansancio comenzó a ganar, no podía moverme y la sábana estaba demasiado lejos para taparse, no tuvo otra opción que atraer a los cuatro en un abrazo y dejar que el cansancio los lleve a un sueño tranquilo después de mucho tiempo.

















Extra:

Luffy: Tengo frío

Ace: Yo también.

Luffy: Quiero un abrazo.

Sabo: Yo también.

Luffy: Quiero un papá.

Ace y Sabo: Mejor descansa.

𝐂𝐔𝐈𝐃𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐀 '𝐓𝐑𝐄𝐒' 𝐌𝐎𝐂𝐎𝐒𝐎𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora