Los rencores comienzan desde mucho antes de que nos demos cuenta, pueden ser cosas tan simples como envidiar un par de zapatos y pueden irse acrecentando conforme tu autoestima, no podemos decir exactamente como alguien que lo tiene todo puede llegar a sentir un vacío en su pecho como si no tuviese nada, es extraño pero suele pasar.
Todo comenzó cuando Liz cumplió nueve años, ella había querido un lindo suéter rosa que sus padres obviamente le habían comprado, porque claro que eso es lo que los padres hacen y a veces no es por amor a sus hijos, es solo para que sus hijos mantengan la boca cerrada, eso era lo que sucedía justamente con los padres de Liz. Un día después ella llevó su lindo suéter rosa descubriendo así que un pequeño Yongbok de rizos alborotados y mejillas sonrosadas había llevado exactamente el mismo suéter, lo portaba con tanto orgullo y el pequeño parecía brillar mientras jugaba con las mangas del suéter que quedaba tiernamente grande en él.
En ese momento, justo cuando toda la clase le dijo a Felix lo lindo que se veía, justo cuando Liz se sintió invisible. Poco tiempo después ella intentaba con cualquier medio hacer llorar a Felix, pero Felix siempre reía, él siempre encontraba una solución, Yongbok siempre brillaba. Y mientras Felix brillaba, Liz se fue apagando y tuvo que brillar con ayuda de bolsos caros y tacones altos.
En algunas ocasiones no envidias a una persona porque tiene un mejor celular o ropa bonita, envidias lo bien que queda en ella, envidias que demuestre lo bien que se siente sobre ella misma o con otras personas. Envidias su brillo porque sabes que nunca lo tendrás, que no es tuyo, que no te pertenece, el problema es que no entendemos que no podemos tener el brillo de alguien más porque tenemos el nuestro, lo que nos hace diferentes. Y a veces lo descubrimos demasiado tarde.
—¿Liz? — La rubia miró a su mejor amiga, la única de hecho y le sonrió. —¿Estás bien?
—Si Lesseo, tranquila.
Lesseo era exactamente la única buena parte de la vida de Liz, había sido su salvación en momentos difíciles, siempre con las respuestas correctas y la cantidad de chocolate necesaria en su bolso. Era una chica de ojos grises y piel blanca que cargaba una larga cabellera colorida, “un reguilete” pensó Liz la primera vez que la vio entrar en la escuela con un suéter bastante más grande que ella y un short bastante pequeño. Liz la amo al instante, le tomó tanto cariño que no tuvo que pensarlo dos veces antes de contarle toda su vida.
—¿Vendrás a mi casa esta noche? — Lesseo mordió su labio mientras preguntaba, ella siempre preguntaba.
—Claro, es noche de películas mudas, no me lo perdería por nada.
—Bien. — Ambas sonrieron hasta que la atención de Liz se vio atraída hacia cierto chico de rizos chocolate. —No otra vez, ¿cuándo lo vas a dejar?
—Cuando llore. — La rubia habló seriamente mientras caminaba en dirección al rizado. —Hey tú, Felix.
—Oh no, hoy no Liz.
—¿Por qué? ¿Bastante cansado de anoche? Si no aguantas el ritmo tal vez deberías dejar tu trabajo nocturno.
—O podrías darme unos cuantos consejos, trabajas más que yo y estás como nueva.
—Escucha maldito…
—Liz, cariño. — Hyunjin se acercó rápidamente y tomó a la rubia del brazo. —Oh gracias al cielo te encontré. — El castaño comenzó a guiarla lejos de Yongbok quien agradeció a Hyunjin silenciosamente.
—¿Qué ha pasado Lix? — Jisung se acercó con la preocupación marcada en su rostro mientras terminaba de acomodar cosas en su mochila.
—Ha sucedido Sung, lo inevitable acaba de pasar.
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𝗟𝗮𝗱𝗿ó𝗻 - 𝗛𝘆𝘂𝗻𝗹𝗶𝘅
Romance𝐇𝐘𝐔𝐍𝐋𝐈𝐗 ❝-Ella me molestaba porque era gay. -¿Y tú que hiciste? -Le robé al novio.❞ - 𝘗𝘳ó𝘭𝘰𝘨𝘰 + 22 𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰𝘴 + 𝘌𝘱í𝘭𝘰𝘨𝘰 + 𝘚𝘮𝘶𝘵 -𝘙𝘰𝘮𝘢𝘯𝘤𝘦, 𝘦𝘴𝘤𝘰𝘭𝘢𝘳 𝘺 𝘴𝘮𝘶𝘵 (+18), 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘮𝘪𝘦𝘯𝘥𝘢 𝘥...