Las hermanas son victimas del lado oscuro de Ancardia...
No pueden detener lo que se lleva cosechando desde hace siglos...
Aunque a veces, la esperanza viene de quien menos esperas.
Al mismo tiempo, la maldición de ojos rojos se hace presente en est...
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"Nacida bajo la estrella de la desgracia, encontrará un propósito en su vida al cual aferrarse"
"Su sonrisa desean borrar, pero una pequeña luz lo impedirá"
"Una joven hermana mayor tiene una historia que contarnos"
[Sarah]
Mis primeros recuerdos, son vagos... muy fragmentados...
Papá siempre fue serio, pero no demostraba desprecio...
Mamá si me sonreía y me trataba con amor. No es mucho lo que pude gozar de la calidez familiar, aunque fuera falsa...
A la edad de 4 años, me sometieron a los primeros exámenes, para verificar mi inteligencia. Al darse cuenta de que yo no era súper dotada como lo eran todos en mi familia, el poco amor que recibía, desapareció totalmente...
Al cumplir 5 años, se habían rendido totalmente conmigo. Fui considerada un fracaso...
¿Por qué pude seguir con vida? Pues... no se deshicieron de mí por la vergüenza y mala fama que eso ocasionaría. Les importaba tanto la imagen, lo que dirían otros, que decidieron conservarme, darme educación y cuidados básicos, pero siendo totalmente ignorada...
Apenas me dirigían la palabra o me miraban. Y si lo hacían, era para atacarme, sea verbal o físicamente...
Nadie en la escuela quería tener amistad conmigo, pues mi apellido les causaba terror. Los padres les decían a sus hijos que no se metieran conmigo. Por lo que estaba sola a donde sea que fuese...
Cierto día, me encontraba regresando a casa tras finalizar el día de clases. Entonces note que los demás estudiantes se emocionaron por algo...
Sentí curiosidad y quise unirme...
Quien se encontraba haciendo una visita a la escuela, era una de las personas más importantes y respetadas de Ancardia. Una mujer considerada como la agente más poderosa de toda la organización, pero no solo eso, también inteligente, trabajadora y talentosa. Un individuo perfecto.
La odie...
Era todo lo contrario a mí...
En ese momento... la desprecie con todo mí ser...
Con el pasar del tiempo, comprendí que estuve mal, pero era demasiado joven en ese momento... demasiado ignorante...
Debió llamarle la atención que hubiese una única mirada que no demostraba admiración, pues se percató de mi presencia y se me quedo viendo por unos segundos.
Ese fue mi primer encuentro con la maravillosa doctora Agnes. Naturalmente me puse incomoda y me marche sin decir nada.
Poco tiempo después, nació mi hermanita. No esperaba nada, no estaba ansiosa, me daba igual, sería otro familiar que me odiaría...
