una mañana cualquiera George notó que sus hijos no acudían a su llamado para desayunar. Extrañado por esa asa actitud, subió hasta el cuarto de Jonathan, abriendo la puerta sin ningún tipo de permiso, porque creía que por haber colaborado en que Jonathan viniera al mundo, ya tenía derecho suficiente para invadir su privacidad de una forma tan violenta
George: ¿Jonathan que haces sin ropa?
Jonathan: no tengo
George: ¿que clase de respuesta es esa? Claro que tienes ropa mira -abrió de un tirón el armario del joven Joestar y señaló adentro -Mira bien, pantalones, camisas, chaquetas, un Dio, zapatos- hizo una pausa y volvió a repasar -¿Dio?-
Dio: ¿Oh por dios como llegué aquí?
Jonathan: Papá puedo explicarlo lo juro