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Hyiseo estaba frente al espejo alistándose, se había puesto un hermoso vestido plateado, que dejaba al descubierto sus hombros y tenía una abertura en la pierna derecha, estaba terminado de maquillar su delicado rostro cuando vio a su prometida salir del baño, hacia mucho que no habían tenido contacto físico, la extrañaba, pero a pesar que intentaba acercarse, Jennie simplemente la rechazaba. Aunque no se iba a rendir tan fácil.
—Te vez muy guapa.
—Gracias, te ves bien —dijo la castaña casi en un tono robótico.
—¿Y si no vamos a la boda? —preguntó acercándose cuidadosamente a ella, pasando su mano por el abdomen de Jennie.
—¿Quieres que falte a la boda de mi mejor amiga? ¿En serio?
—Hace tiempo que no estamos...
—Lo sé, Hyiseo, pero el trabajo me tiene agobiada y quiero pasar este día con alguien que ha sido incondicional para mí.
—Yo también he sido incondicional para ti, Kim.
—Si no quieres ir a la boda de Rosé solo porque te cae mal, entonces quédate.
—Yo no dije eso, solo que...
Hyunjin ya estaba molesta, así que sin decir nada más, volvió a encerrarse en el baño, escuchando los nuevos sollozos de Hyiseo. Se recostó en la puerta y cerró los ojos, estaba frustrada y molesta, claro que eso no era algo que recién pasara, eso sucedió desde que Lisa y ella se habían divorciado.
Jennie extrañaba terriblemente a la menor, cada palabra dulce, cada gesto, cada puchero, cada risa que salía de sus labios, extrañaba que al despertar le besara en la mejilla y le susurrara un delicado "te amo", pero era muy tarde, había perdido a la menor y posiblemente ella nunca la perdonaría por todo lo que le hizo.
Cerró sus ojos un poco más fuerte, recordando cómo era su vida antes que Lisa descubriera sus engaños y mentiras y, un par de segundos, un recuerdo se apoderó de ella.
—Nini —canturreó Lisa entrando a la habitación que compartían.
—¿Qué pasa, Lili?
—Hoy tenemos una boda muy importante —habló acostándose al lado de su esposa—. Y es muy importante que vayamos, anda, di que sí, por favor —dejó varios besos sobre su mejilla.
—Pero yo no quiero salir, quiero quedarme aquí contigo.
Sin previo aviso se puso encima de la menor, sacándole una carcajada, y Lisa enredó sus piernas sobre el torso de Jennie, esta acción fue suficiente para que la coreana besara los labios de su esposa, primero con delicadeza y poco a poco con desesperación y necesidad.
Las manos de Lisa se enredaron en el cuello de Jen, atrayéndola más a su rostro, no sabía cómo siempre se dejaba llevar por ella, por aquellos besos y cariciasque la hacían volar.
