Hace apenas dos dÃas que habÃa comenzado mi nueva vida en castidad. Mi esposa Angie se enteró de mi fantasÃa secreta gracias a unos archivos que escondà en mi disco duro. Parece una tonterÃa seguir utilizando la palabra fantasÃa, ya que la castidad es ahora una parte real de mi vida. Acostumbrarme a llevar un cinturón de castidad alrededor de mi pene no ha sido muy difÃcil hasta este punto. Para ser justos, solo aguanté dos dÃas antes de que me concedieran un orgasmo, y en realidad no me habÃan provocado en absoluto, pero inmediatamente me encerraron con mi siguiente perÃodo de castidad que durarÃa una semana. Estaba un poco preocupado de que el fetiche perdiera un poco de poder después de un orgasmo, pero estaba emocionado de no sentir nada más que emoción por estar encerrado de nuevo y el brillo del rostro de mi esposa cuando volvió a cerrar el candado fue impresionante.
A la mañana siguiente tuve mi habitual y brusco despertar, con las bolas estiradas debido al intento involuntario de mi cuerpo de tener una erección matutina. La buena noticia fue que no parecÃa tan malo esta mañana. Tal vez mi cuerpo estaba aprendiendo que ya no tenÃa necesidad de tener erecciones matutinas y mi prisión de plástico transparente se encargó de no permitirme ninguna. Pasé la mayor parte de la mañana del domingo tumbado y contemplando el hecho de que no me iban a permitir correrme durante la próxima semana. En realidad no tenÃa quejas, ya que este era mi fetiche después de todo y estaba casi agradecido de que la hermana de mi esposa hubiera encontrado mi carpeta oculta y que mi esposa hubiera tomado las medidas necesarias para tomar el asunto en sus propias manos y ofrecerse a encerrar mi polla. Debatà si borrar las otras carpetas sobre otros temas, pero decidà que las dejarÃa donde estaban. Tarde o temprano, Angie probablemente las encontrarÃa y estaba seguro de que una vez más me las enfrentarÃa. La pregunta es: ¿las harÃa realidad para mà cuando lo hiciera?
Después del almuerzo, Angie entró pavoneándose en la sala de estar con una mirada exigente en sus ojos.
"VÃstete", ordenó, "vamos de compras. Esta mañana me di cuenta de que hace tiempo que no compro lencerÃa y decidà que necesito algunas prendas nuevas para usar en casa".
-Te estás volviendo una pequeña tentadora traviesa -le dije con un dejo de risa en mi voz.
Ella soltó una risita y con una amplia sonrisa, simplemente respondió: "Gracias, cariño".
Cuando llegamos a la tienda, me sentà un poco frustrado al ver a todas esas mujeres comprando artÃculos que, sin duda, usarÃan en el dormitorio para sus esposos o novios, mientras que mi esposa estaba comprando artÃculos para usar en toda la casa y me provocó una conmoción que no se solucionarÃa en el futuro cercano. Me di cuenta de que esa era la primera pequeña burla que iba a tener que soportar.
"Pasea por la tienda y elige dos conjuntos que te gustarÃa verme usar. Puedes elegir lo que quieras, pero recuerda que te estoy haciendo elegir tu propio veneno, por asà decirlo. Estos son algunos de los conjuntos que usaré en casa cuando tenga ganas de provocarte", dijo.
Al notar mi expresión de sorpresa, ella simplemente respondió: "SÃ, leà todo sobre las provocaciones cuando estuve investigando el estilo de vida de castidad durante las últimas semanas. Fui muy indulgente contigo los últimos dos dÃas, pero voy a ir aumentando el ritmo lentamente hasta que te sientas agradable y sexualmente frustrado".
Me sonrojé mucho cuando me di cuenta de que habÃa una morena alta al otro lado del estante que estábamos examinando. Supe de inmediato que habÃa oÃdo cada palabra que mi esposa acababa de decir y ahora tres personas sabÃan que yo era un marido con cinturón, aunque uno de ellos era un extraño. Mi esposa se rió mientras me alejaba rápidamente del estante y ella le hizo un gesto de reconocimiento a la morena.
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Mi nueva vida como cuckold
Ficción GeneralEsta historia relata el descubrimiento de una fantasía y su materialización en una serie de etapas que revelaron deseos ocultos y escenarios que nunca imagine experimentar. Contiene elementos de castidad, humillación, dominación femenina y bdsm.