𝐈.

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Recordar lo sucedido hace no tanto tiempo partía el corazón de Anneliese, recordar a su bisabuela la cual se encargó de darle el amor necesario, y, más que nada, enseñarle. Pensamientos dolorosos pasaban por su cabeza desde lo ocurrido, era invisible su dolor para los demás, el día en el cual la despidió al verla posada en su cama, sin vida, no se inmutó, no derramó lágrima alguna, y si lo hizo, nunca fue frente a la familia, exceptuando a James, su tío prácticamente, pero ambos al ser casi de la misma edad tuvieron infancias cercanas, él siempre ha sido parte de Anneliese, más que nada su hombro para llorar y su más grande apoyo.

La británica cierra los ojos y oprime sus labios, trata de evadir el tema en su mente, olvidarlo por completo. Suelta un suspiro y pasa sus manos por la parte superior de su vestido, acomodando los tirantes.

—Anneliese, cariño... —Katherine entra en la habitación y la observa— Luces igual de hermosa desde tu nacimiento.—La mayor le sonríe.

—Ya estoy lista, mamá.—Anneliese le sonríe de vuelta y Kate asiente.

—Vamos, tu padre espera para despedirte.

Ambas salen de la habitación y caminan por los pasillos una a lado de la otra, ambas llegan con los demás familiares a la estancia, ahí esperaban William y los hermanos menores de la rubia, la despedían, aunque el viaje que tomaría no sería de mucho tiempo.

—Todo saldrá bien, hija. —William se acerca y la abraza, deja un beso en la cabeza de la menor aún sin poder soltarla.

Para William, dejar ir a Anneliese sola por el mundo es un temor inimaginable, lo mismo para sus demás hijos, pero aquella joven de cabellos de oro era uno de sus mayores tesoros, para el Anneliese siempre será su pequeña, no podría dejarla ser sin temer lo  que ocurriría con ella en el camino o en la decisión que tomase, William adoraba a su pequeña y siempre evitaría cualquier cosa que le causara temor.

—Papá, solo serán unos días..—Anneliese lo observa y le sonríe—. Además, solo iré a esa fundación, cenaré con la familia danesa y volveré enseguida, no habrá mucho por hacer, debes estar tranquilo.

—Estoy tranquilo, cariño. Confío en ti, no en lo que pueda suceder.

—William.—Interrumpe Kate y ladra su cabeza en seña de "tranquilo, sabes que estará bien" cosa que entendió de inmediato.

—Pero se que todo sucederá de la mejor manera.—Muestra una sonrisa tranquilizadora.

Louis se acerca a Anneliese estirando sus brazos, la chica entiende lo que busca y lo toma en sus brazos.

—Cuidate mucho, Nana.— El menor le sonríe y enreda sus brazos alrededor del cuello de ella.

—Volveré en poco tiempo.

Anneliese baja a Louis de sus brazos y este aún así, se aferra a ella desde donde logra alcanzarla, al igual que, Charlotte y George. Los tres eran apegados a su hermana, jamás se separaban, ni siqueira por unas cuantas horas. Pero ella debía irse, debía cumplir ese deber real.

(...)

Bajando por las escaleras del avión, siendo apoyada por algunos guardias de seguridad, recibiendo varios flashes a lo lejos.

—La princesa Anneliese deja Inglaterra para visitarnos en esta fecha importante —Una reportera que se encontraba entre los paparazzis hablaba—. Hoy se celebra una fundación dirigida por nuestro príncipe heredero, Christian, la cual consiste en un apoyo no solo para los niños de nuestro país, sinó, para los menores que se encuentran en Inglaterra y demás, gracias a eso, se cuenta con la princesa Anneliese, la cual representa su bello país aquí en nuestras tierras.—Finaliza.

Anneliese estaba acompañada de los guardias en todo momento, los paparazzis a veces eran algo agobiadores, más por los flashes que no dejan de salir de sus cámaras, aún así, la británica no deja de sonreír y saludar.

—Princesa, recibe una llamada.—Comenta el guardia antes de cerrar la puerta del auto, entregándole el bolso a la menor.

—Gracias.—Sonríe ella y saca su celular de el mismo que le fue entregado. — ¿Hola?

¡Anne! ¿Ya llegaste? ¿Cómo te sientes? —Se escucha a través de la línea, un muy preocupado James.

—Aún estoy en el auto, nos dirigimos recién a donde sería la fundación.

No te sientas nerviosa, Anne, se que es la primera vez que te presentas ante el público tu sola, no es tan difícil, se que habrán muchas personas y-

—No ayudas.—La rubia suelta una risa ligera— Voy a estar bien, tranquilo, se lo que tengo que hacer.

Está bien. Cualquiero cosa me llamas, ya debo colgar.

Gracias por preocuparte, nos vemos después.—Fue lo que finaliza la llamada.

Solté un suspiro y cerré lo ojos. No estaba nerviosa en lo absoluto, para ser mi primera vez, me sentía preparada para estar ante tantas personas yo sola, crecí rodeada de cámaras y deberes, la corona real siempre estuvo sobre mi, manteniendo todo lo malo oculto y lo bueno en presencia del público. Mi deber es mantener la cabeza en alto y hacerme cargo de lo que me toca, presentarme en esto y un muchos más eventos, no es algo nuevo y jamás lo sería, es algo a lo cual ya estoy acostumbrada.

Sentí como el auto se detuvo y escuché algunos pasos, abriendo la puerta a mi derecha y extendiendo su mano para ayudarme a bajar. Y de nuevo, al poner pie fuera, los flashes caían sobre mi y las voces de los reporteros con mi nombre en esas palabras, se escuchaban y obviamente, se verían por todos los lugares.

𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐀𝐍𝐍𝐄𝐋𝐈𝐄𝐒𝐄 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora