Parte 1

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La noche nocturna se desplegaba con un manto de luces parpadeantes y murmullos de vida. Entre las sombras y el bullicio, Earn caminaba con pasos decididos hacia su próximo encuentro. Era una rutina que conocía bien: mantenerse alerta, establecer límites y nunca permitir que los clientes confundieran sus servicios con el amor.

Esa noche, sin embargo, algo era diferente. El aire estaba cargado de una tensión eléctrica, como si el destino estuviera a punto de tejer sus hilos sobre su vida. En el rincón oscuro de un callejón mal iluminado, Jakarin la esperaba. Su figura se recortaba contra la pared, elegante y magnética, con una sonrisa que parecía prometer más que dinero a cambio de sus servicios.

Earn se detuvo un momento antes de acercarse, su corazón latiendo con una mezcla de expectación y precaución. Desde el primer encuentro, Jakarin había ejercido sobre ella una atracción inexplicable. Era fácil perderse en sus ojos oscuros y su voz suave que conseguía despertar en ella un anhelo de deseo físico.

¿Vienes conmigo esta noche? —preguntó Jakarin con una confianza que rozaba la arrogancia.

Earn asintió en silencio, consciente de las reglas no escritas que regían su mundo. No mezclar trabajo con emociones personales. No permitirse enamorarse de un cliente. Pero esa noche, en medio de la ciudad que nunca dormía, las reglas parecían más frágiles que nunca.

—Te ves hermosa esta noche—habló Jakarin caminando a su lado.

Ella lo sabía, pero el echo que él lo mencionara emocionaba a su corazón.

—Gracias—respondió ella—Me vestí para ti.

—Elegiste bien, ese vestido rojo—hizo una pausa mirándola desde la punta de sus pies hasta conectar sus ojos con los de ella, Earn pudo ver la intensidad de su deseo y se estremeció, lo deseaba, lo amaba, pero cada que él la miraba de esa manera, tan perdido en el deseo, para ella significaba dolor—Quiero llegar y quitártelo, quiero amarte toda la noche y que satisfagas todos mis deseos.

—Pronto—Sonrió ella.

Caminaron juntos por las calles, hablando de trivialidades que apenas lograban ocultar la tensión palpable entre ellos. El apartamento de Jakarin era un oasis de lujo en medio del caos urbano. Las luces cálidas y los muebles elegantes creaban un ambiente íntimo y seductor. Earn se dejó llevar por la ilusión de normalidad mientras Jakarin le hacía promesas susurradas en la oscuridad de su habitación.

Ambos envueltos entre sabanas, tocando sus cuerpos desnudos, empapados de sudor.

—Te lo prometo, Earn— susurró Jakarin, sus dientes clavándose con fuerza en su hombro.

—Más suave, amor—susurró ella, con una intensa punzada de dolor en su hombro derecho.

—Puedes soportarlo—susurró incrementando el movimiento de su cadera—Mi niña buena puede soportar cualquier deseo en mí. Vamos a dejar todo esto atrás. Te sacaré de aquí, de este lugar oscuro. Nos iremos lejos, a un lugar donde podamos empezar de nuevo, juntos, donde nadie te conozca y no seamos criticados por tu elección de vida.

Earn cerró los ojos, permitiendo que las palabras de Jakarin se fundieran con el latido de su corazón. Soñaba con una vida diferente, una en la que no tuviera que intercambiar su cuerpo por dinero, una en la que pudiera ser amada y respetada por quien era realmente.

—Sí—susurro ella—Puedo sorpotar cualquier cosa mientras esté contigo, mientras seamos uno.

—Serás mi esposa, solo mía.

Ella sonrió y se dejó llevar por el placer que comenzaba a sentir. Una vida nueva, eso es lo que ella anhelaba, una vida nueva al lado de un hombre tan perfecto como Jakarin.


SECRETOS A MEDIA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora