12 - ¿Amigos?

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Echando un último vistazo a la casa, Renji y Rukia se despidieron de su casa, aquella en la que tenían tantos recuerdos con sus difuntos amigos. Rumi esperó en la distancia mientras visitaban las tumbas de sus amigos por última vez. Después de todo, ninguno de ellos planeaba regresar después de aprobar el examen de ingreso y entrar a la academia Shinigami.


"Esta bien vamos." Dijeron Renji y Rukia después de despedirse.


"Bueno." Respondió Rumi.


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Poco después de abandonar el distrito 78, se encontraron caminando hacia un bosque. Como terminaron saliendo a última hora de la tarde, ya era de noche cuando llegaron al bosque. A medida que el sol comenzaba a ponerse, se hacía más difícil ver los alrededores.


"¿Qué debemos hacer? Si nos adentramos más en el bosque ahora, será muy difícil ver algo". Preguntó Rukia.


"Sin mencionar que podría haber bandidos escondidos en lo profundo de los bosques..." añadió Renji.


"Bueno, estoy seguro de que estaremos bien. Seguramente, los bandidos normales sin reiryoku no podrían ser rival para nosotros". Dijo Rumi, mientras rascaba los árboles cercanos con un palo.


"Oh, ¿estás marcando nuestro rastro? Buena idea". Dijo Rukia cuando notó que Rumi estaba arañando los árboles mientras avanzaban.


"¿Qué?" Rumi parpadeó un poco confundida porque realmente estaba jugando y pensó que rascar los troncos de los árboles y hacer dibujos extraños sería divertido.


Renji miró más de cerca a los árboles ante la confusión de Rumi y se atragantó con sus palabras.


"R-Rumi, ¿qué diablos estás dibujando?"


"Uh... eso es un cohete y dos piedras debajo". Rumi miró a Renji como si estuviera preguntando lo obvio. Pero no era que Renji fuera tonto, era sólo que la imagen parecía completamente otra cosa.


La cara de Renji se puso roja cuando se dio cuenta de que imaginaba algo más y trató de arrebatar el palo de las manos de Rumi.


"¡¿Por qué me arrebatas mi bastón?!" Gritó Rumi.


"Maldita sea, Rumi. ¡Cállate! ¡Y deja de dibujar!" Renji gritó cuando vio a Rumi sacar otro 'cohete'.


"¡Dejen de tirar esos cohetes!" Gritó Renji.


Pero esta vez, Rumi sonrió juguetonamente y dijo: "Oh, esta vez, no es un cohete. Es un p-".


Y Renji terminó tapándose la boca.


"¡Ten un poco de decencia!" Él dijo.


"Voy a pasar." Rumi respondió mientras saltaba a otro árbol y dibujaba de nuevo.


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