| 𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎́𝐍 + 𝐂𝐀𝐒𝐓|

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No podía estar pasando nuevamente, no podía volver a esos brazos que me atraía tentativamente para que cometiera la mayor locura que he causado en ese hombre, quién mantiene sus ojos en mi figura cubierta por una sábana blanca y era mi arma de protección en este momento.

—Esto no puede pasar otra vez,  Max— comentó preocupada arrastrando la sábana conmigo y él uso una almohada para cubrirse.— Había dicho de poner un alto, un freno a esto que nos está hundiendo y parece que no quieres hacerlo ahora mismo.

—No sé lo que quiero contigo, Brianda. Exactamente sé bien que no quiero una relación sentimental ni sería contigo porque lo aceptaste en un principio que esto comenzó, estoy con otra persona hace un tiempo y siempre vuelvo contigo— me dice serio sentándose en la cama y busqué mi ropa interior para comenzar a vestirme.—¿Qué tienes, mujer? Me traes como un maldito imán.

Me quité la sábana ahora vistiendo mi ropa interior y comencé a buscar mi vestido negro en algún lugar de esta habitación de hotel.

Muchísimas veces me había reprochado a mí misma en un principio por causar un alboroto cuando sabía las consecuencias que me traería involucrarme con Max aquella noche de verano hace dos años atrás.

—No quieres nada conmigo serio, Max. Es la realidad, la pura verdad que te estoy diciendo y tienes que afrontarla porque nos hemos involucrado por dos años, pero es momento de poner un alto y tienes que aceptar que no es sano lo que estamos haciendo hace tiempo.— le hablo sin mirarlo a los ojos, me coloqué el vestido rápidamente y pasé mis manos por la tela.— El otro día me encontré a tu pareja con su hija, me di cuenta que todo este tiempo he sido una mierda por estar haciendo esto, Max. Ella parece una excelente mujer para que formes una relación sería y sentimental.

Caminé hasta el baño privado mirándome al espejo grande, mis ojos se sentían pesados de estar acumulando lágrimas a esta hora de la mañana y negué con la cabeza para volverme a retocar el maquillaje al igual que buscar unos anteojos negros.

Habíamos impuestos reglas, cumpliendo los requisitos obligatoriamente por ambos lados y respetamos ese término, pero era momento de alejarme de este hombre por el bienestar tanto mío como suyo.

Era una mierda de persona.

—¿Y si me separó de ella?— pregunta curioso quedando parado a mi lado izquierdo y acomodé nuevamente mi vestido.— ¿Por qué justamente en este momento pretendes cortar lo que tenemos? El magnífico sexo que tenemos, Brianda.

𝐅𝐔𝐆𝐈𝐓𝐈𝐕𝐎𝐒 | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora