Capítulo 5: Sombras del Pasado

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La tranquilidad que habían construido Miguel y Daniel se vio repentinamente amenazada cuando una sombra del pasado de Daniel apareció en la ciudad. Una tarde, mientras paseaban por el mercado local, Daniel se detuvo en seco, su rostro palideció al ver a alguien entre la multitud. Miguel siguió su mirada y vio a un hombre alto y corpulento que les devolvía la mirada con una sonrisa torcida.

—¿Daniel, quién es él? —preguntó Miguel, aunque en su corazón ya conocía la respuesta.

—Es... es mi ex. —dijo Daniel, su voz temblando—. No puede ser. No puede estar aquí.

El hombre se acercó lentamente, su presencia exudando una amenaza silenciosa.

—Vaya, Daniel. No esperaba encontrarte aquí. —dijo el hombre, su voz goteando sarcasmo.

Miguel, sintiendo la tensión en el aire, se interpuso entre ellos, protegiendo instintivamente a Daniel.

—Déjalo en paz —dijo Miguel con firmeza, sus ojos destellando determinación.

El hombre soltó una risa seca.

—¿Y tú quién eres? ¿El nuevo protector de Daniel? —miró a Daniel—. Ya sabes que no puedes esconderte de mí para siempre.

Daniel, con el corazón acelerado y el miedo apoderándose de él, se agarró a Miguel, buscando fuerza en su proximidad.

—Miguel, vámonos de aquí —susurró Daniel.

Miguel asintió y, sin apartar la mirada del hombre, guio a Daniel fuera del mercado y hacia su estudio. Cerraron la puerta tras ellos, y Daniel se derrumbó en el sofá, temblando.

—No puedo creer que esté aquí. —dijo Daniel, con lágrimas en los ojos—. Pensé que había escapado de él.

Miguel se arrodilló frente a Daniel, tomando sus manos entre las suyas.

—Vamos a superarlo juntos, Daniel. No dejaré que te haga daño.

La presencia del ex de Daniel en la ciudad lanzó una sombra oscura sobre su felicidad. Los siguientes días estuvieron llenos de miedo y tensión. Daniel apenas salía del estudio, temeroso de encontrarse con su pasado en cada esquina. Miguel trataba de mantener la calma, pero la preocupación por Daniel y el deseo de protegerlo lo mantenían en constante alerta.

Una noche, mientras compartían una cena en silencio, Daniel habló, su voz quebrada por la desesperación.

—Miguel, no puedo vivir así. No puedo estar siempre huyendo. Tal vez... tal vez sea mejor que me vaya.

Miguel sintió un nudo en el estómago.

—No. No puedes dejar que él te controle así. Este es nuestro hogar ahora. No podemos rendirnos.

Daniel lo miró, sus ojos llenos de dolor y amor.

—¿Y si nos lastima? ¿Y si destruye lo que tenemos?

Miguel se inclinó y lo besó suavemente, transmitiéndole toda la fuerza y el amor que sentía.

—No lo hará. No lo permitiremos. Nos enfrentaremos a él juntos.

Al día siguiente, decidieron enfrentar la situación de una vez por todas. Fueron a la comisaría y denunciaron al ex de Daniel, explicando todo el abuso que había sufrido y el miedo constante en el que vivía. Los oficiales tomaron su declaración en serio y prometieron actuar.

Esa noche, el estudio se sentía más seguro, pero la tensión aún era palpable. Daniel no podía dormir, su mente giraba con pensamientos oscuros. Miguel, sintiendo la inquietud de Daniel, lo abrazó fuerte.

—Estoy aquí. No estás solo.

Daniel asintió, sintiendo una pequeña chispa de esperanza.

De repente, escucharon un golpe en la puerta. Ambos se congelaron. Miguel se levantó lentamente y se dirigió a la puerta, mirando por la mirilla. Al otro lado estaba el ex de Daniel, su rostro torcido en una mueca de ira.

—¡Sé que estás ahí, Daniel! —gritó el hombre—. ¡Sal y enfrenta tu destino!

Miguel respiró hondo y abrió la puerta un poco, enfrentando al hombre.

—Te dije que lo dejaras en paz. La policía ya está al tanto de tu presencia y de lo que has hecho. Vete antes de que empeores tu situación.

El hombre dio un paso hacia la puerta, pero Miguel no se echó atrás.

—¿Crees que puedes protegerlo de mí? —se burló el hombre—. Siempre seré parte de él. No puede escapar.

—Ya ha escapado. —dijo Miguel con firmeza—. Ahora somos nosotros los que te enfrentamos. Y no estás bienvenido aquí.

Antes de que el hombre pudiera responder, las sirenas de la policía se escucharon acercándose. Se detuvieron frente al edificio y los oficiales se apresuraron a subir. El ex de Daniel intentó huir, pero fue rápidamente detenido y esposado. Mientras lo llevaban, gritaba amenazas, pero sus palabras se perdieron en la distancia.

Miguel cerró la puerta y se volvió hacia Daniel, que estaba parado en la sala, temblando pero con una expresión de alivio.

—Lo hicimos —susurró Daniel, sus ojos llenos de lágrimas.

Miguel lo abrazó con fuerza.

—Sí, lo hicimos. Y ahora, finalmente, podemos seguir adelante.

Esa noche, se abrazaron bajo las mantas, sintiendo el peso del miedo disiparse lentamente. Sabían que habría más desafíos por delante, pero también sabían que juntos eran más fuertes.

El amor y la confianza que habían construido les darían la fuerza para enfrentar cualquier sombra del pasado. Mientras se dormían, envueltos en la calidez del otro, supieron que su vínculo se había fortalecido aún más, y que estaban listos para lo que el futuro les deparara, siempre y cuando estuvieran juntos.

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Perdón por la inactividad, ya esta esta quinta parte, espero que les guste  ౨ৎ

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⏰ Ostatnio Aktualizowane: Jul 22 ⏰

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