Un consistente ruido de palmoteos la despertó. Brumosos ojos se abrieron lentamente y Mariam estiró sus adoloridas extremidades. Cubrió su boca al un suave bostezo escapar de sus labios. "¿Ya se hizo de mañana?" Ella murmuró, frotándose los ojos.
"Supongo," una voz familiar respondió. "Son apenas las tres de la mañana."
Mariam parpadeó una vez, dos veces - sólo para ver a su vecino agachado frente a ella, ojos azules apreciándola curiosamente. Su corazón saltó en su garganta debido a su proximidad. Se golpeó la cabeza contra la puerta como resultado. "Oh... ow," sobó su adolorida cabeza.
"Estabas dormida," él dijo inexpresivo.
Mariam asentó, como si no hubiera sido obvio. Deseó que le diera un poco de espacio, él estaba muy cerca para su comodidad. "Yo... Uh," Se levantó y él le siguió el paso. Mariam bostezó de nuevo. "Lo siento," ella dijo sin ninguna razón particular. Luego de darse cuenta que estaba usando su sudadera, las mangas demasiadas largas para sus brazos, "¡Lo siento!"
"¿Por qué te estás disculpando?" Él dijo, curioso.
"Yo - uh, tu..."
"Entra," la interrumpió y mocionó hacia su puerta.
"¡No!" Mariam presionó contra su pecho. "¡No q-quiero!" Puedes tener tu estúpida chaqueta de hombre de vuelta."
Sus mejillas se contrajeron. "Te iba a dar mi teléfono."
Ella sintió el bochorno amenazar en su rostro. "Oh..."
"¿O puedes dormir en el corredor?" mencionó al sacar sus llaves. "Para que conste, yo tampoco te quiero."
Mariam miró sus pies descalzos. Ella preferiría dormir en el corredor, si fuera a ser honesta. "Yo sólo uh... Esperaré aquí afuera."
Mariam se deslizó de vuelta contra la puerta y hacia el piso. No se iba a dejar engañar, la duda del solo simple acto amable. Todavía era un extraño para ella.
Él se encogió de hombros y la dejó fuera en el corredor.
Mariam pensó tener su patética fiesta de pijamas de a uno en el corredor, pero la puerta se abrió otra vez después de algunos minutos. Su vecino cerró la puerta y se sentó contra ésta sin mirar hacia su dirección. Estaba usando una larga y suelta camiseta grisácea y pantalones de sudadera.
Mariam lo observó desde el rabillo del ojo. "¿Por supuesto que no estaría quedándose aquí con ella? Se mordió el labio y miró hacia el corredor opuesto de él. ¿Cuál era su plan? ¡Ahora definitivamente no se dormiría!
En contra de su mejor veredicto, Mariam sí se quedó dormida.
ESTÁS LEYENDO
neighbors ✡ lrh
Fanfiction"¿Te quedaste afuera otra vez, tonta?" Esta novela no me pertenece. Todos los créditos a jigglypufflucas por este hermoso trabajo.