6.-Coraje

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Sakumo siempre fue un padre permisivo, paciente y comprensible. Pero ahora que en la casa de su único retoño vivía un muchacho no podía permitirse eso.

No podía permitir que Obito viviera bajo las garras de su hormonal hijo.

Conocía muy bien a Kakashi, sabía sus alcances y por eso era que temía por la integridad del azabache. Debió de quitarle el acceso a internet en la adolescencia, prohibirle leer ese tal "Icha Icha Paradise" y decirle "déjese ahí, solito crece" cuando lo vió casi masturbarse viendo hombres en bóxer's que salían en las revistas de ropa.

Así que no tenía otra alternativa que poner reglas. Todo sea por la integridad del pequeño Obito.

—Tienen prohibido dormir juntos. — Esa fue la advertencia de Sakumo, pero a ambos les valió tres hectáreas de aparato reproductor masculino.

Y ahora, se encontraban en la habitación de Kakashi, supuestamente durmiendo, abrazados y apacibles. Obito podía jurar que reposaba en las nubes, jamás había sentido tanta comodidad. La sensación de paz y cero preocupaciones comenzaba a parecerle muy atractiva, al igual que el tacto suave que Kakashi ejercía sobre sus caderas. Era simplemente estupenda.

Kakashi en su vida había imaginado estar de ese modo con su pixelito. Ni siquiera en los dibujos que hacía llegó a plasmarlos de una manera que consideraba tan íntima. Por favor, en el lore que había formado con Obito apenas y se rozaban las manos porque eran más como enemigos que de la nada se comían la boca. Claro, nunca llegaban a tomarse de las manos porque eso ya era de gay's, y ellos no eran gay's, solo eran Obitosexual y Kakashisexual.

Instauraron su propia sexualidad. Y cualquiera que quisiera ejercerla estaría funado porque solo aplicaba para ellos dos. Nadie más podía permitirse el lujo de aspirar a ser la pareja de alguno de ellos. Porque se pertenecían mutuamente.

—¿Kakashi? — Murmuró el azabache girando su cuerpo suavemente para quedar cara a cara con la peliplata. Por un rato admiró el bonito rostro que se cargaba el tipo, ese lunar solo lo volvía más guapo y sensual.— ¿Estás dormido?

Kakashi fingió roncar pero terminó riéndose por el gruñido que Obito dió. Todo parecía ser un sueño. Aún no creía que tenía entre sus brazos a quién por años había analizado de pies a cabeza.

Tal vez había logrado ir a su realidad deseada, porque incluso su papá lo trataba como siempre imaginó...
No, era tonto creerlo. Pero mientras tanto se disfrutaría lo que el universo le estaba dando a experimentar.

—Tramposo, mañana tienes escuela, lo mejor es que descanses. — Regañó apretando la nariz de Kakashi.

—¿Ya no te parece raro esto? — Preguntó, refiriéndose a sus posiciones tan cercanas. — Recuerdo que, en un inicio, te encerrabas en el baño. Incluso dormiste en la bañera por miedo a que entrara y te hiciera algo. — Se rió por recordar aquellos días. — ¿Por quién me tomabas? Me gustas, sí, pero no podría hacerte algo sin tu consentimiento. No soy esa clase de fanático obsesionado con mañas raras. — Lo aseguraba, él tenía sentimientos reales y bonitos por Obito. Jamás podría hacerle daño.

Temía enamorarse de más. Entonces no podría soltarlo y caería en depresión. Eso no era opción, ¿Cómo le explicaría a un psicólogo que estaba enamorado de un pixel que de la nada apareció en su realidad y tuvieron un lindo romance que tuvo que acabar porque volvió a la realidad que pertenecía?

Lo tomarían de loco y adicto a sustancias ilícitas porque claramente parecía una historia que el crikoso de Guy contaría.

—¡Agh! Kakashi, avisa que vas a decir que te gusto. — murmuró tímido mientras jugaba con el cuello de la camisa de Kakashi. — Me sonrojas.

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⏰ Última actualización: Aug 23 ⏰

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