Untitled Part 5

32 10 0
                                    

Kanna apuntó hacia el frente con el control remoto y cambió la repetición del noticiero por algo más inquietante. En la pantalla apareció un vídeo de baja calidad, grabado en lo que parecía ser un campamento improvisado en medio de la nieve. Las tiendas de campaña estaban maltratadas por el clima, y ​​el viento helado hacía que la lona y las cuerdas se agitaban violentamente.

La cámara pixelada se movía erráticamente, enfocándose en diferentes áreas que generalmente eran un blanco interminable que impedía tener una referencia del lugar hasta que finalmente se detuvo en una figura tirada en el suelo, amarrada desde el cuello como un animal y con las extremidades encadenadas, tal vez para asegurarse de que no se fuera a escapar.

A pesar de la calidad de la imagen y del hecho de que por momentos esta quedó congelada, era bastante obvio de quién se trataba. Era Bakugou. En un estado deplorable: su ropa estaba rasgada y cubierta de manchas de sangre y suciedad, colgando de su cuerpo como harapos que apenas ofrecían protección contra el frío implacable. Su rostro presentaba múltiples hematomas, cada uno de ellos testimonio de la brutalidad de sus secuestradores.

Midoriya se llevó una mano a la boca, incapaz de contener el sonido de angustia que salió de lo profundo de su garganta. Sus ojos se volvieron rojizos, llenos de lágrimas inútilmente contenidas que acompañaban su expresión completamente aterrada, reflejando el horror que sentía al ver a su amigo en tal estado. Shinsou y Shoto miraban la pantalla con expresiones sombrías, la postura de ambos hombres podía compararse con la de unos gatos erizados, listos para atacar en cualquier momento, pero lo suficientemente tímidos para hacer una escena en un espacio desconocido.

El vídeo continuaba; Katsuki temblaba incontrolablemente por el frío. Sus labios azulados y su respiración entrecortada revelaban el dolor extremo y estado avanzado de hipotermia que tenía. Aun si parecía estar al borde de la inconsciencia, Bakugou intentaba, con visible esfuerzo, murmurar algo. Su voz era débil y apenas audible, sofocada por las crueles risas y la conversación en ruso de sus secuestradores.

—Este video es solo una pequeña muestra recuperada durante el rescate. —Comentó Kanna, pausando el video en el momento exacto donde Bakugou intentaba hablar. —No sabemos para quién era ni a quién pertenece el dispositivo con el que fue grabado y, aunque contamos con una lista de sospechosos, Dynamite no ha podido confirmar la persona detrás de estos.

Kanna tomó un respiro antes de seguir, su mirada recorrió rápidamente las caras de los jóvenes héroes frente a ella, aun si no los podía apreciar a la perfección al estar parada detrás de ellos. Tenía la costumbre de monitorear constantemente el entorno para asegurarse de que todo estuviera bajo control o tener tiempo suficiente para usar su quirk y poder controlar un ataque antes de que sucediera.

Su fuerte nunca fue la fuerza física, así que la posibilidad de hacerle frente a uno de los chicos en caso de que decidieran reaccionar de forma irracional no estaba en sus aviones y mucho menos en sus capacidades.

—En fin, creo que esta reunión se está alargando demasiado al profundizar en temas para los cuales no contamos con información suficiente, así que enfoquémonos en lo que realmente importa.

La nueva vista revelaba un entorno doméstico, con varias habitaciones visibles a través de las cámaras. Las imágenes eran nítidas y detalladas, mostrando un hogar que, una vista simple, parecía normal y acogedor. Algo bastante extraño teniendo en cuenta que hace menos de treinta segundos estaban viendo al rubio prácticamente muerto en la nieve.

—Como les mencionaron anteriormente, el héroe Dynamite no está en condiciones de asistir a esta reunión ni de participar en ninguna actividad que requiera de su pleno estado físico o mental. La situación que enfrentó ha dejado secuelas graves que están afectando su capacidad de comunicarse y funcionar normalmente. Como organización, hemos sido bastante benevolentes con él en las últimas semanas, cubriendo su patético estado del ojo público y manejando la situación con la mayor discreción posible.

—¿Cómo puedes decir eso?

Midoriya prácticamente saltó de su silla haciendo un gran estruendo cuando esta cayó fuertemente contra el suelo, resonando por la sala y captando la atención de todos los presentes (hasta de esos amargados administrativos quienes ni siquiera se dignaron a mirarlo cuando entró a la sala antes de la reunión). Su voz era temblorosa, una mezcla de emociones desordenadas que ahora tenían un solo nombre: furia. Ese ojo visceral que nace al escuchar cómo los intereses de esos desgraciados prevalecen sobre la integridad física y mental de su amigo.

—Bakugou ha pasado por tanta puta mierda estos meses y ahora todo lo que puedes pensar es en la imagen pública? No seas cínica, Kurayami.

Kanna mantuvo su postura, pero la tensión en la sala era palpable. Los otros administrativos intercambiaron miradas incómodas, algunos ajustando sus gafas, ropa o cabello, otros enderezándose en sus asientos para seguir anotando tonterías en sus celulares como en toda la hora anterior de la junta y otros, simplemente mirando discretamente a ambos lados de la sala, pero ninguno dispuesto a interrumpir el arrebato de Midoriya.

—Entiendo que estés molesto, Deku. Pero debes comprender que...

—¡¿Comprender qué?! ¿Qué sabes tú que no entiendo? Kurayami, deja el misterio y dilo de una maldita vez —interrumpió Midoriya, su voz quebrada pero firme, su cuerpo temblando por la adrenalina. — ¿Qué tengo que entender? ¿Qué la salud de Dynamite vale menos que la maldita opinión pública? ¿Que él tiene que seguir sus normas de mierda? No... Así no es, Kanna. Te recuerdo que Katsuki no trabaja para ustedes, él no es uno de sus peones para que lo obligan a seguir sus juegos y caprichos y ser tratado como si fuera desechable.

La mujer rió por las palabras del hombre pecoso, pero justo antes de responder, Todoroki, quien había estado observando en silencio, intervino con su típica voz plana y seca.

—Midoriya tiene razón. Lo que Bakugou necesita ahora es tiempo y apoyo para recuperarse, no ir a la calle a exponer civiles. Si realmente les importa la seguridad de la ciudad, deberían preocuparse por la salud de sus héroes y no por estúpidos hilos de Reddit sin fundamentos.

Kanna frunció el ceño, sus labios tensaron incómodamente por la interrupción, pero antes de que pudiera replicar, Shinsou, que hasta ahora no se había involucrado mucho en la conversación, se le adelantó nuevamente a la mujer inclinándose hacia adelante para clavar sus ojos en ella. .

—Forzar a Bakugou a regresar antes de que esté listo solo empeorará las cosas y no creo que estén preparados para esconder otro de sus ataques de pánico, después de todo no pudieron ocultar por completo el anterior.

La presidenta se quedó en silencio, no tenía nada con qué refutar las palabras del underground. Después de todo, Shinsou tenía razón; el último ataque de pánico de Bakugou había sido un desastre jodidamente imposible de controlar y las filtraciones fuera de la Comisión por parte de algunos de sus héroes, habían sido inevitables.

Finalmente, Kanna respira hondo, tratando de mantener la compostura.

—No subestimen nuestras capacidades, Mindjack. Recuerda quién manda aquí.

27 de julio de 2024.

Me jodí la espalda y me duele muchísimo. Ni puedo comer sin sentir que voy a devolver todo.

Comparten esta mierda, gracias.

Cry myself to sleep | Bakugou Katsuki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora