IV

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"Adam ha publicado nuevo contenido" Esa era las frases favoritas de Hanniabl. Era Lunes por la mañana, se encontraba en su consultorio esperando a que su primera cita de la mañana llegase, cuando de repente su chico soñado le alegró el día con nuevo contenido. Dió un vistazo rápido a la puerta confirmando que estuviese cerrada y sin pensarlo dos veces abrió el contenido del rizado. 

Era un video de apenas veinte quince segundos, en la cámara se veía enfocada una bañera llena de burbujas y una vela aromática brillando en una esquina, unos segundos en silencio pasan hasta que el cuerpo del rizado aparece de espaldas cubierto por una bata blanca. El chico camina hasta el frente de la tina y se da la vuelta sonriéndole a la cámara, sus manos bajan hasta los bordes de la bata y lentamente empieza a descubrir su torso desnudo, se veía tan vulnerable pero de cierta manera sensual. Después de quitar su bata hasta la cadera, este se da la vuelta dejando la bata caer hasta sus tobillos, mostrando así su trasero firme ante la cámara, terminando así el video para y un pequeño texto que lee "paga para ver el video completo".

Hannibal tensa su mandibula después de ver el video, ese chico le traía loco, había algo con esos rizos desordenados, su cuerpo tan perfecto o simple encanto frente a la cámara que le atraía de más, pero después de conocerle en persona el mayor no pudo más que aceptar que se había condenado al muchacho, el inocente amor que le tenía a su mascota, su lado insolente y la manera tan placentera que le besaba le hicieron caer con todavía más fuerza a pies de Will Graham, sin siquiera este saberlo. 

El doctor no lo dudó y rápidamente hizo el pago para ver el video completo pero su entretensión fue interrumpida por unos toques en su puerta. Hannibal cerró su pantalla y dirgió su mirada a la puerta. 

-Pase- Su voz era tranquila pero siempre fuerte 

La puerta se abrió y una niña de algunos cinco años entró a la oficina con una muñca en la mano derecha 

¡Hanni!- llamó la niña de ojos claros corriendo hacia su escritorio 

Hannibal le vió un poco confundido pero la aceptó en brazos después de que esta saltara a abrazarla 

- ¿Abagail, que haces aquí?- preguntó en tono suave sin poder evitar ante la sonrisa de la pequeña 

Antes de que la niña pudiese responder, escuchó la puerta abrirse nuevamente y reconoció el taconeo de la mujer entrando a su oficina.

-Bedelia...- El hombre le ve serio -veo que tu también estás aquí- Hannibal dijo en un tono seco, claramente molesto por su presencia 

***** 

-¡Beverly te estoy diciendo que soy un tonto!- William se quejaba con sus mejillas sonrojadas y cabello desordenado de tanto frotarlo con sus manos 

-Will no eres un tonto, tu cuerpo tuvo una reacción normal al no haber comido en más de doce horas- Beverly le veía tranquila hasta con un poco de humor en sus palabras 

-¡Pero no era necesario que rugiera el estómago justo cuando me lo iba a coger!- William cubría su rostro con las palmas de la mano, claramente avergonzada de lo sucedido 

-Mira el lado bueno, dices que te hizo el desayuno y que de paso cocina muy bien- Beverly inentaba subirle el ánimo mientras que aguntaba las ganas de no reirse por las desgracias amorosas de su amigo 

-Cocina de maravilla, pero yo quería comer otro tipo de salchicha- 

-¡No seas cochino!- le regañó dandole un pequeño golpe en el hombro

William soltó una risa suave y suspiró intentando calmarse

-Espero poder verlo otra vez, este de verdad me agrado y es muy simpático- una sornisa inconciente se formo en sus labios pensando en Hannibal 

-Quien te escucha, creería que te enamoraste- La joven bromea estacionando su auto frente al apartamento de Will 

-No digas tonterias- Will rodó sus ojos de manera juguetona ante el comenatrio de su amiga -Te agradezco que me hayas traído hoy, nos vemos mañana- Will tomó su mochila y des despidió de amiga con un beso en la mejilla 

William entró al edifició viendo el auto de su amiga desaparecer entre las calles, subió hasta su apartamento donde su Winston le esperaba con emoción como lo hacía todas las tardes, abrió la puerta y como era de esperarse el cachorro salto saludándole. Dejó su mochila a un lado y quitó sus zapatos en la entrada riendo ante el cariño de su mascota la cual le seguía lamiendole y besándole.

-Que lindo eres, pulgoso- le dijo con cariño  

William se dejó caer en el sofá junto a Winston, hoy había sido un día como cualquier otro, se había organozado bien en la mañana para poder subir su contenido, llego a tiempo a sus clases en la universidad y acaba de regresar a casa con ayuda de su amiga Beverly,  adoraba a esa chica, podía decir que era su mejor amigo, o mejor la única pero no necesitaba más, su cariño y comprensión le eran suficiente.

Perdido en sus pensamientos, el sonido de su teléfono le devolvió a la realidad, vió a sus alrededores buscando su telefonó hasta que recordó que la había dejado en la bolsa trasera de su jean, vio su teléfono y reconoció el número, no iba a responder. 

Dejó su teléfono a un lado y caminó a la cocina buscando algo de comer, por suerte Hannibal se había tomado enserio su consejo de no saltarse comida y le dejó un poco de recalentado del día anterior cuando estaba en su casa, sus mejillas ardieron al recordar la sonrisa de Hannibal al escuchar de estómago pedir algo de comer en medio de sus sesión de besos calenturientos y como este en vez de burlarse o molestarse se ofreció a hacerle algo de comer, y vaya que se lo había tomado enserio.

Llevó la comida hasta el microondas viendo su teléfono sonar una vez más pero este le ignoró evadiendo por completo al que quería hablar con el. Tomó su comida y se sentó a comer recorando el día anterior, Hannibal era como su pequeña fantasía, se sentía como una chica adolescente pensando en su chico soñado, pero ¿Quien lo podía culpar? si Hannibal era todo un caballero y demasiado bueno para la vista. Su cuerpo se estremeció recordando la creciente erección del mayor frotarse contra su cuerpo pero rápidamente ese placer de sentimiento se interrumpió por otra llamada.

William tomó su teléfono y de mal humor respondió sin siquiera ver quien le estaba llamando

-¡¿Que no piensa dejar de llamar?!- Will sonaba irritado al recibir tanta llamada del mismo número 

-Discúlpame, ¿llamo en un mal momento?- La voz de Hannibal tomó por sorpresa al menor

-¿Ha-Hannibal?- respondió confundido y vió el número de teléfono, no se tomó el tiempo de ver quien le estaba llamando y terminó reclamandole a Hannibal sin motivo alguno -Quiero decir, no, no llamas en un mal momento, solo me confundí de persona, discúlpame tu a mi- respondió levemente apenado

-No te preocupes, lindo- una risa sauve sale de sus labios desde el otro lado de la línea -Dime algo¿Estás en casa?- 

-Sí, acabo de llegar hace un rato- Respondió todavía un poco confundido pero se podí sentir el entusiasmo a la hora de hablar -¿Piensas visitarme?- se podía escuchar la emoción en sus palabras 

-Por mucho que quiera hacerlo, por el momento no puedo, todavía tengo unos paciente que atender pero te llegara un envío, solo quería estar seguro de que podrías recibirlo- Hannibal le explicaba mientras que Will se embobaba con solo escuharlo hablar

-Oh... entiendo- Will respondió con cierta desilusión 

-No te preocupes, lindo- su tono era más suave - Yo también quiero verte, además, no se me olvida que tenemos algo al pendiente- 

William sonrió ante su comentario, de verdad que ese doctor canoso le hacía sentir cosas que le encantaban 

-Tengo que colgarte, mi paciente acaba de llegar. Nos vemos pequeño, portate bien- 

William sonreía como un bobo al teléfono hasta que este se despidió colgando la llamada, ¿Cómo era posible que este señor lo tuviese tan mal después de conocerlo hace apenas dos días? definitivamente eso iba a terminar o muy bien o muy mal, y William estaba listo para descubir cual de las dos opciones sería.

Cam BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora