CAPITULO 2

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Diana frente a su puerta, se quedo pensativa, pero comenzó a sentir como el agotamiento se adueñaba de su cuerpo, por lo que decidió entrar a su habitación. Ya encontrandose dentro se dirigió a la cama sin analizar nada, para despues caer en un profundo sueño.

No fue hasta que unos ruidos extraños la despertaron de su acogedor sueño, aun temerosa por lo que pueda encontrar, salió de su habitación guiandose por aquellos ruidos raros.

Temiendo que posiblemente Alfred o el señor Wayne estuvieran teniendo un problema corrió con más rapidez intentando no caer, pues iba descalza.

Cuando llego a un salón de la mansión donde los sonidos eran más audible noto que no eran simples ruidos, eran quejidos de dolor, temerosamente y aun sabiendo que se estaba exponiendo al peligro tomo la decisión de seguir.

Los gritos la guiaron a un reloj, ella ya sabía el lugar que resguardaba el elegante reloj que a simple vista parece viejo y sin sentido pero era lo más actual, nuevo, ella ayudó a su padre a crear ese reloj, por lo que tenía libre acceso.

Aun muy nerviosa se armo de valor y tomo una daga qué siempre cargaba con ella, por orden de su padre, se adentro al reloj, bajo en elevador y por último las escaleras poco a poco viendo la asombrosa Baticueva, ya había estado varias veces, pero no quitaba lo emocionante que era estar ahí.

Dejando de lado la admiración por la Baticueva, caminaba sigilosamente, siendo cuidadosa de no hacer ruido, cuando estuvo lo suficiente cerca de la persona que de en vez en cuando se quejaba ruidosamente, se sorprendió, era Robin en el piso, con una herida en el abdomen y otra en el hombro. Preocupada rápidamente se acercó a él.

Sin poder reaccionar no logró notar cuando la tomo fuertemente de las muñecas y la estampó bruscamente en la pared, Damian ya sin el antifaz la miraba fríamente, al estar cerca de él noto que sus pupilas estaban muy dilatadas.
Aun adolorida con todas sus fuerzas se alejo de él.

—Soy Diana, Damian, te ayudaré solo dej...—.

No pudo terminar de hablar cuando noto que Damian se desmayo, para suerte no estaba muy lejos de él, por lo que pudo evitar que se golpeara al impactar en el duro y frío suelo, pero con lo que no contaba ella, era que no podría evitar que cayeran, para su mala suerte y su nula fuerza hizo que Damian cayera encima de ella, aplastandola.

Como pudo lo quito, tratando de dejarlo cuidadosamente en el suelo.

—Y yo que no quería dejarlo en el suelo —derrotada por su cometido, comenzó a examinar las heridas del ojiverde herido.

Tuvo que retirar la parte superior del traje para después comenzar a limpiarle la herida, ella sabía un tanto de esas cosas, noto que por el color de su piel en las heridas y la sangre en él, él había sido drogado, por ende sus gritos, pues el ojiverde estaba alucinando, no era por el dolor físico, era por lo que creía ver.

Tardo horas estabilizar al joven, como pudo lo subió y acomodo en la camilla, esperando que Alfred y Bruce llegarán pronto.

Derrepente le dio un escalofrío, tenía frío, hasta que noto que su camisón antes blanco ahora era de un color carmín, y estaba algo humedado, incomoda, decidió ir a tomar un ducha rápida para quitar la sangre y el olor de su palida piel y de su cabello, obviamente también para cambiarse y ponerse un abrigo

No tardo más de 30 minutos para ducharse y cambiarse. Con el propósito de cuidar del chico bajo a la baticueva con una manta, té y galletas, esperando el regreso de sus tutores junto a un inconsciente Damian.

Acercó la silla que estaba frente a las computadoras y la arreglo para dormir cómodamente.
Aunque eran ya las 4 de la madrugada no tenía mucho caso dormir pero aun así decidió descansar.

 𝒎𝒊 𝒔𝒐𝒍-Damian Wayne Donde viven las historias. Descúbrelo ahora