capitulo 4: no!... no... porfavor no...

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Desperté algo aturdido, estaba en la cama aún, desnudo y estaba tan frío.
Traté de enderezarme un poco pero dolía todo, absolutamente todo.

Tomé aire y me senté al borde de la cama, sin evitar quejarme por el esfuerzo.

Al parecer ya era más de medio día o algo así, el sol estaba tan brillante que lastimaba.

Quería pararme e ir al baño, lavarme, pero mis pies siquiera tocaban el suelo; la cama era alta. Y aún así no tenía fuerza para hacerlo, mi cadera y piernas dolían demasiado; al voltear para buscar aunque sea una prenda de la pijama vi esa mancha roja en la sábana blanca...el mismo color que estaba entre mis piernas.

El sonido de la puerta me hizo brincar en mi lugar.

—Veo que ya despertaste.— abrí demasiado los ojos al verlo entrar con un cigarro en la mano, vestido todo de negro y viéndome directamente.
Abrió más las cortinas y una de las ventanas altas.— Más tarde vendrá alguien a limpiar.

—Quiero ir al baño...

—¿No aguantas más?— negué varias veces, en verdad necesitaba ir, no quería orinarme aquí.— Bien, vamos.—
Se acercó tomándome del antebrazo, haciendo que me levantara y el dolor recorriera abruptamente todo mi cuerpo ante lo cual no pude evitar quejarme.

Unos pasos a la puerta del baño y me metió sin cerrar. Me quede parado esperando que se fuera.

—¿No te urgía?

—¿No vas a cerrar la puerta?

—No, así que apúrate.

Me voltee hacia el inodoro y oriné. Tomé un poco de papel y limpié entre mis piernas, solo un poco de líquido rojo, lo demás se había secado...ocupaba un baño para quitarlo por completo.

—¿Porque tardas tanto?— entro y no lo vi, quería limpiarme.

—Solo, estoy limpiando...

—No es necesario, aún no estás demasiado sucio pequeño. Así que si ya terminaste de orinar sal o te limpiaré yo si tanto lo quieres.— tire el papel y salí, algo lento hasta volver a sentarme en la cama.

—Dame algo que ponerme.

—¿Lo pedirás así nada más?— asentí viéndolo seriamente.

"¿Que esperaba? ¿Una sonrisa?"

—Eres tan demandante y grosero. No tendrás nada, así te quedarás hasta que regrese.— se acercó tanto hasta rozar su nariz con la mía, un pequeño beso en mis labios y lo empujé.— Nos vemos más tarde, pórtate bien.

Salió sin más cerrando la puerta detrás de él.
Podía salir, pero apenas podía pararme; volví a recostarme y tratar de dormir otro poco.

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—Despierte.

—¿Mmm?

—Vine a limpiar, así que levántese.

Talle mis ojos y vi a la misma mucama, hice lo que me pidió, me levante y me senté en el sillón a un lado de la ventana.
Quito las sábanas sucias y manchadas, las puso en un cesto al igual que mi pijama y la ropa de él.
Barrio el piso y limpio todo.

—Disculpa.

—¿Si?

—¿Puedes traerme algo de comer?— me atreví a pedir, ya que la vez pasada ella me había traído el desayuno y ahora tenía casi un día sin comer nada y el vacío en mi estómago comenzaba a molestar.

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